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¿CUÁLES SERÁN LOS AVANCES MÉDICOS DEL FUTURO?



Una selección de las últimas novedades médicas: soluciones prometedoras para prevenir, diagnosticar y tratar enfermedades que nos incapacitan o amenazan

Vacuna contra la diabetes
¿Una vacuna contra la diabetes? En el caso de la diabetes tipo 1, las medidas preventivas que exponemos en estas líneas son inminentes, al menos para niños cuyos padres o hermanos padecen esta enfermedad autoinmune. Genéticamente, corren un riesgo muy alto de contraer la enfermedad. Con la diabetes tipo 1 las células inmunes del cuerpo atacan el páncreas y éste deja de producir suficiente insulina. Para evitar esos ataques, algunos médicos del Helmholtz Center (centro de investigación alemán para la salud medioambiental) de Munich dirigidos por la profesora Anette-Gabriele Ziegler están probando la insulina como vacuna. Diariamente, una serie de niños com riesgo alto de contraer diabetes, toman insulina en polvo durante un período de hasta 18 meses.
Las investigaciones preliminares en Estados Unidos han demostrado que con ello pueden retrasar o incluso evitar el inicio de la diabetes tipo 1. A diferencia de la inyección de insulina para hacer descender los niveles de azúcar en la sangre, el objetivo de este planteamiento es entrenar al sistema inmunológico y así descartar la respuesta autoinmune de las células que producen insulina. Si funciona, la enfermedad no brotará en primera instancia, evitando así al paciente la necesidad de inyectarse insulina todos los días durante el resto de su vida. Las pruebas iniciales invitan al optimismo. Hasta ahora, ninguno de los 12 niños vacunados ha desarrollado la diabetes tipo 1.

Tratar el Alzheimer antes que dañe
La clave para mejorar la función cerebral de los enfermos de Alzheimer quizá no sea usar medicamentos más eficaces, sino usarlos de otra manera. Como es difícil detectar esta enfermedad en una fase temprana, el tratamiento suele empezar cuando ya ha habido daño cerebral .
Ahora, tres grandes estudios están probando fármacos potenciales contra el Alzheimer de otra forma: tratar a las personas con alto riesgo de contraer la enfermedad años antes de que los síntomas se manifiesten. En un estudio, el medicamento solanezumab fue el primero en demostrar que se puede reducir el avance del Alzheimer. Aunque su efecto fue pequeño, podría ser mucho mayor si se administra antes. “Esto es muy importante”, afirma Bruce Sigsbee, presidente de la Academia Estadounidense de Neurología. “El reto será reconocer la enfermedad con suficiente anticipación para administrar la medicación”. Por fortuna, los científicos ya están trabajando en eso, y han empezado a identificar, décadas antes de que aparezcan los síntomas, cambios en el cerebro de personas jóvenes propensas a contraer la forma hereditaria del Alzheimer.

Operaciones seguras: ningún instrumento dentro
De vez en cuando (los cálculos van de una de cada 1.000 operaciones a una de cada 18.000) los cirujanos olvidan algún objeto, como una esponja, por ejemplo, dentro del cuerpo de un paciente, lo que aumenta el riesgo de infección e incluso de muerte.
“No sucede a menudo, pero es algo que jamás debería ocurrir”, dice Hong Jin Kim, profesor de cirugía en la Universidad de Carolina del Norte. Aunque existen protocolos rigurosos para evitar estos descuidos, la mayoría de los médicos confían en un simple conteo de utensilios, lo que implica que el error humano siempre es posible. Ahora, una nueva “varita mágica” que usa tecnología de radiofrecuencia puede ayudar a prevenir esas equivocaciones.
Las esponjas y las gasas se etiquetan con un dispositivo del tamaño de un grano de arroz que emite señales. Mover la varita sobre el cuerpo antes de suturar una incisión detecta cualquier señal del interior y avisa a los médicos sobre los objetos etiquetados que no extrajeron. Un estudio documentó 35 errores de conteo en 2.285 pacientes (y el caso de una esponja que por poco se olvida dentro) con métodos ordinarios. ¿Cuántos objetos quirúrgicos se han olvidado al usar el sistema de radiofrecuencia? Ninguno.

“Súper vacuna" contra el Cáncer
Los tratamientos que ayudan al organismo a autocurarse del cáncer son un tema candente de investigación, pues podrían evitar operaciones, radioterapias y quimioterapias. Uno especialmente prometedor es una vacuna que enseña al sistema inmunitario a reconocer un rasgo único de las células cancerosas: una proteína llamada MUC1, que forma unos azúcares distintivos en su superficie cuando las células se vuelven malignas. Una vez que el sistema inmunitario aprende a reconocer esos azúcares como un peligro, las defensas naturales del cuerpo pueden destruir las células anómalas sin dañar tejido sano. Según los investigadores que están desarrollando la vacuna, la MUC1 puede detectarse en más del 70 por ciento de los cánceres letales, entre ellos los de mama, pulmón, páncreas y colon. Y si la vacuna se administra después de una radioterapia o una quimioterapia, “podría eliminar todas las células tumorales restantes y evitar que reaparezca el cáncer”, dice Geert-Jan Boons, investigador de la Universidad de Georgia. Ya se está probando la vacuna en humanos.

Nuevo refuerzo para corazones debilitados
Dolor agudo en el pecho, náuseas, vómitos, falta de respiración. Si sobrevives a un ataque al corazón, te puedes considerar afortunado. Pero el músculo del corazón de muchas de las víctimas que sobreviven a un infarto sufre un debilitamiento progresivo. Los médicos llaman a este estado, cardiomiopatía.
Hasta ahora, se trataba con medicación para la tensión arterial o diuréticos. Se supone que alivian el órgano dañado mientras está bombeando. Y en los casos más graves, lo único que ayuda de verdad son los marcapasos o los trasplantes de corazón. Pero esto puede cambiar. Científicos de la Facultad de Medicina de Hannover han conseguido reproducir el tejido de un corazón humano desde las células madre y este tejido podría compensar a largo plazo el deterioro cardiaco funcional.
Los científicos modificaron las células madre para convertirlas en células del músculo cardiaco y formar fibras que se contraen sincrónicamente con una fuerza equivalente al tejido del músculo cardiaco natural.
“Al contrario de las terapias utilizadas hasta la fecha,” afirma el profesor Axel Haverich, “este tejido puede hacer posible la sustitución de las estructuras cicatrizadas del tipo de las que resultan en los infartos o la reconstrucción y reparación de los defectos coronarios de nacimiento en bebés y niños”. Como jefe del Departamento de Cirugía Cardiotorácica, Vascular y de Trasplantes, el profesor Haverich participa en el trabajo de investigación en curso. Sin embargo, pasarán algunos años antes de que este nuevo método se pueda utilizar con los pacientes. Antes, los científicos se enfrentan a una serie de cuestiones, como descubrir cómo pueden trasplantar el tejido de la mejor manera.

Conocer mejor las bacterias del cuerpo
Científicos de 80 universidades y centros de investigación han pasado el último lustro descifrando entre el 81 y el 99 por ciento del microbioma humano: miles de millones de microbios que viven en nuestro cuerpo. La mayoría son benignos, o al menos no dañinos. Averiguar por qué viven dentro de nosotros y cuáles son sus funciones nos ayudará a comprender mejor las enfermedades, dice Rob Knight, profesor de la Universidad de Colorado. El Proyecto Microbioma Humano ya ha dado algunas sorpresas. “Las personas delgadas y las obesas tienen microbios radicalmente distintos en los intestinos”, señala Knight. “No sabemos si contribuyen al aumento de peso, o si cambian cuando las personas engordan”. Nuevos estudios explorarán el papel de las bacterias en varias enfermedades, como las alergias, la enfermedad de Crohn, el cáncer de esófago y la psoriasis

Destrucción de células maestras del cáncer de piel
Cuando un lunar aparentemente inocuo se convierte en un melanoma maligno, es una cuestión de vida o muerte para el paciente. Gracias a una nueva terapia, han aumentado las posibilidades de sobrevivir. El profesor Hinrich Abken y su equipo del Hospital Universitario de Colonia han sido los descubridores de esta nueva terapia.
Llegaron a la conclusión de que el crecimiento de un melanoma y la posible metástasis depende de un pequeño número de células tumorales. Estas “células maestras” controlan el tumor pero solo compensan aproximadamente el 2% de las células. “Hasta ahora,” dice Abken, “se suponía que para que un tratamiento tuviera éxito, había que eliminar el 99,99% de las células cancerígenas mediante cirugía o con medicación”. Pero los experimentos realizados por su equipo demuestran que esto no es verdad. La clave es un anticuerpo específico empleado ya para el tratamiento de una serie de tipos de cáncer. Si dicho anticuerpo se inyecta repetidamente en el área que rodea al tumor, puede destruir las células maestras. Sin su “control”, todo el tumor se debilita. Estos nuevos descubrimientos ya han demostrado su eficacia. El beneficiario es un paciente de 74 años cuyas numerosas metástasis habían sobrevivido a varias operaciones y quimioterapias anteriores

Salvar tejido después de un derrame
Todos los años, cientos de miles de europeos sufren un derrame cerebral. Un coágulo ocluye los vasos sanguíneos del cerebro y el tejido afectado muere. El resultado es una apoplejía. Las consecuencias son irreversibles en muchos de los casos: discapacidad en el habla y parálisis.
Todo ello empeora porque, tras un derrame cerebral, el tejido sano que rodea el coágulo se inflama. Evitar que ocurra es el objetivo del proyecto de la UE “nanostroke” (nanoapoplejía), en el que trabajan científicos de Alemania, España e Italia. Se concentran en las llamadas señales de peligro, moléculas emitidas por las células que están muriendo en el cerebro tras un suministro deficiente de sangre. Las señales de peligro activan las células inmunes que a su vez liberan sustancias inflamatorias y la funesta reacción en cadena sigue su curso.

En el futuro, puede que sea posible que los nanoorganismos apaguen estas señales de peligro. Los nanoorganismos son fragmentos de anticuerpos ganados a los glóbulos blancos particularmente buenos para unirse a otras moléculas. De forma tan precisa como una llave en una cerradura, encajan en los puntos de unión de las moléculas nocivas y evitan así la cascada
de inflamación que desencadenan normalmente dichas moléculas. “En el modelo de cultivo del derrame cerebral, ya han demostrado ser muy efectivos,” informa el director del estudio y neurólogo Dr. Tim Magnus, del Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf.
Caso ilustrativo

Una cura personal: La enfermedad de un médico destapa el ADN de la leucemia
Cuando era estudiante de biología molecular, Lukas Wartman se sentía fascinado por la leucemia y la búsqueda de mejores tratamientos, así que decidió dedicarse a estudiarla. Pero antes de empezar su residencia, en 2003, a los 25 años, cayó enfermo.
Uno de sus profesores le diagnosticónleucemia linfoblástica aguda (LLA), un tipo de cáncer común y tratable en niños, pero raro y difícil de curar en adultos. “No podía creer que tuviera la enfermedad en la que estaba tan interesado”.
Fue el inicio de un largo viaje que le llevó a ser sujeto de una investigación de vanguardia en la Universidad de Washington.
La quimioterapia remitió la enfermedad pero cinco años después el cáncer volvió. Para entonces, Lukas ya era médico y trabajaba en la unidad de oncología del hospital de la universidad. Eligió un trasplante de médula ósea, además de la quimioterapia, y seis meses después empezó a trabajar en el laboratorio de leucemia del hospital. Pero el cáncer volvió otra vez en 2011. En una conferencia, Lukas se enteró de que solo cuatro de cada 100 adultos enfermos de LLA logran sobrevivir a una recaída.
Fue entonces cuando los colegas de Lukas, quienes trabajaban en el desciframiento del genoma de la leucemia, vieron una oportunidad doble: salvarle la vida a Lukas y aprender más sobre la LLA en adultos. Secuenciaron el ADN de su cáncer en busca de alguna anomalía que pudiera corregir medicación ya disponible. “Hallar esa aguja en el pajar era mi única esperanza”, dice Lukas. Sin embargo, no resultaron útiles 11 días de secuenciación en el laboratorio y de análisis de los datos con un superordenador.
Entonces probaron algo innovador: secuenciaron el ARN de Lukas: las moléculas que, al parecer, activan y desactivan el ADN. Esta vez descubrieron que uno de los genes normales de Lukas estaba sobreproduciendo una proteína y, posiblemente, avivando el cáncer. Se sabía que el sunitinib, un medicamento para el cáncer renal, inhibía ese gen. A los pocos días de tomarlo, tuvo un aumento de células sanguíneas y, dos semanas después, entró en remisión. Lukas dice que descifrar el genoma del cáncer podría quedar concluido hacia finales de este año.

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