Muchas
personas se categorizan a sí mismas como madrugadoras o lechuzas, pero incluso
ellas pueden tener problemas para encontrar el momento óptimo para irse a
dormir. Un experto, profesor clínico de la división de medicina del
sueño de la Escuela de Medicina de Stanford, explica el secreto de elegir la hora de acostarse y por
qué los niños de 8 años son quienes mejor duermen.
El cerebro hace tic-tac
El
núcleo supraquiasmático (NSQ), es la parte del cerebro donde los nervios
ópticos se entrecruzan (cerca del hipotálamo).
Este
reloj interno es tan importante que recibe un mejor suministro de sangre que
cualquier otra parte del cerebro, y es casi imposible destruirlo, incluso en un
derrame cerebral. “Hay
una necesidad muy básica de que podamos predecir el tiempo”, sostiene el
especialista. Los humanos son diurnos, y los adultos normalmente no duermen de forma
“aleatoria”.
Siempre alerta
Los
niveles de alerta de los humanos no son constantes. “La gente cree que el sueño es
como la gasolina, que por la mañana, luego de dormir bien, uno está más alerta
porque tiene el tanque lleno, pero no es así”. Debido a nuestra larga
línea de evolución, los humanos han desarrollado patrones de sueño y alerta
para atender nuestras necesidades de supervivencia. “La gente está más alerta a media mañana y justo
antes de irse a dormir; estamos menos alerta al final de la tarde,
cuando los días son más calurosos y era menos probable que los leones nos
atacaran”, esto explica
por qué mucha gente siente sueño después de almorzar, pero no luego del
desayuno. Cuando el día está más avanzado, dice, todos los humanos tienen un segundo período de
alerta, unas dos o tres horas antes del tiempo de irse a dormir.
El ciclo del sueño
El
ciclo de sueño de 90 minutos también evolucionó a partir de la necesidad de
estar alerta en ciertos momentos de la noche. “Se supone que los humanos
tienen un leve despertar
cada 90 minutos durante 20 o 30 segundos, dan un vistazo, se aseguran de
que todos están bien, y luego se vuelven a dormir”. Ese es el motivo por el cual las madres pueden dar
de mamar durante la noche y luego volver a dormir. “Si estás cómodo en
la cama y te empiezas a preocupar por si la puerta está cerrada con llave, a la
larga la necesidad biológica de dormir te superará. Pero después de tres o
cuatro horas, te
despertarás e irás a chequear la puerta”.
Esa
necesidad de sentirse seguro está muy arraigada, y tener un ambiente seguro es
la mejor forma de comenzar el proceso de irse a dormir.
Serenidad, ahora
Hay un viejo refrán que dice: “Una hora de sueño antes de la medianoche vale por
dos horas después de la medianoche”, pero es totalmente falso. “Es un error irse a la cama
demasiado temprano”, sostiene. “Intentar dormirse cuando el cuerpo quiere estar despierto
es como nadar contra la corriente”.
En
cambio, una buena estrategia, según el especialista, es fijar la hora de
despertarse y restringir el tiempo en la cama a su cantidad de sueño habitual
(que quizás no sean las ocho horas que suelen citarse). “Restringir la oportunidad de
dormir de hecho podría hacer que uno vaya a la cama más tarde pero el impulso
biológico de dormir lo ayudará a dormirse más rápido y más profundo”.
Según esta ecuación, “el horario ideal para irse a dormir debería ser
alrededor de 10 a 15 minutos antes del momento en que uno quiere quedarse
dormido”, dice el médico.
Quienes
mejor duermen en nuestra sociedad, dice, son los niños de 8 años, que aún
tienen reglas para los horarios de sueño y se van a la cama sin preocupaciones.
Para dormir como uno de esos niños serenos, hay que “poner la mente a descansar, decir que el día
terminó, no pasar mucho tiempo en la cama y siempre, siempre levantarse a la
misma hora por la mañana”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios