En el pan está Dios, en la colmena,
En el
tallo, en la flor, en el aroma.
En el
aire, en la luz, en la paloma.
En la sal, en la voz, en la azucena.
Está en
el fruto que de miel se llena.
En el
agua amorosa que se toma.
En la estrella que tiembla cuando
asoma.
En la
flauta que llora cuando suena.
Está en
el nido oculto, está en la rama.
En la brasa, en la chispa, entre la
llama que alimenta la lámpara del día.
Y sobre
todo está en el corazón que en el molino azul de la canción muele su grano de
melancolía.
Hermoso
soneto del poeta colombiano Carlos Castro Saavedra. Le cantó siempre a una paz
que no disfrutó.
Decía: El hombre elemental, el hombre
bueno, tiene las manos limpias y el corazón sereno.
Ojalá
se pueda decir eso de ti, de mí y de todos porque andamos con las manos limpias
y el corazón sereno.
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