Madre o padre de familia, asimila estas sugerencias y tendrás
una mejor relación con sus hijos:
Sé asertivo y coherente. Es decir,
habla con claridad, con razones y con la fuerza de tu ejemplo.
Comparte tiempo en
calidad y cantidad. Eso supone interesarte de verdad por lo que les gusta a tus
hijos.
Armoniza autoridad con
flexibilidad. El amor te dirá cuándo exigir y cuándo transigir.
Estimula a tus hijos con
elogios sinceros y afecto real. Una palabra de aliento ilumina como el sol.
Crea genuina empatía: sé fiel a
buenos principios pero sintoniza con su música y sus aficiones en lugar de
decir: "ese ruido de locos", "esa pinta de salvajes".
Confía, cuida a tus
hijos pero aprende a soltar. Hay peligros pero más peligroso es sobreproteger y
desconfiar.
Respeta su propio camino
y anímalos a dar lo mejor de sí. No vinieron al mundo a llenar todas tus expectativas.
Dales un cultivo
espiritual. Ese será su apoyo en los días fatigosos y su fuerza en todos
los instantes. No es casual que felicidad comience por fe.
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