El sol brilla más cuando haces balance de lo que tienes y no de lo que te falta.
Hay paz y armonía cuando admiras las estrellas en lugar de quejarte por la oscuridad.
Eres un ser más positivo si cambias la envidia por admiración y las críticas por alabanzas.
Sales siempre adelante si conservas los ímpetus del principiante y cultivas la paciencia del pescador.
La vida sólo depara alegrías a los que aman, creen y no flotan en el espacio de las dudas y el desamor.
Cuando te apasionas por el bien también hay tiempos difíciles, pero el desenlace es feliz.
Al final todo está bien para los que aman a Dios y perseveran en el buen obrar. Ámate y ama.
No creas en los vaticinios terroríficos de algunos predicadores, cree más bien en un Dios de amor infinito.
Actúa limpiamente ya que siempre recoges lo que siembras, pero no levantes tu fe sobre la arena del miedo.
La simbología apocalíptica no hay que tomarla al pie de la letra como hacen los incautos y los fundamentalistas.
En el penúltimo versículo del Apocalipsis se dice “Sí vengo pronto”, pero hay que saber leerlo.
No se refiere a un fin del mundo que muchos han predicado equivocándose una y otra vez.
Hay que tomarlo en una perspectiva espiritual y aceptar que Dios viene en cada momento.
Está a tu lado en los que tratas, te habla en cada acontecimiento y mora en lo profundo de tu ser.
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