No es cierto que el optimismo dependa
básicamente de la voluntad.
La verdad es que no
siempre querer es poder.
El optimismo es una actitud ante la
vida que depende
mucho del modelaje de los padres.
Si ellos sabían asumir los reveses y
las contrariedades de forma positiva, es más fácil aprender a hacer lo mismo.
Si eran
negativos necesitas reprogramar la mente, quererte y dedicarte a mirar el lado amable de la vida.
Destierra el pensamiento negativo, fija metas realistas y
reconoce tus valores y tus límites.
El optimismo aumenta cuando sanas las
emociones negativas y ganas autocontrol.
El optimismo crece con el cultivo
espiritual. Un alma
llena de Dios no se hunde en el desaliento de un modo irremediable.
Cultiva un optimismo realista ya que
también de él depende tu salud.
Sé optimista y vivirás más y mejor.
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