La
adolescencia (del latín adolescere: desarollarse), no sólo es una etapa en el
desarrollo emocional del individuo hacia el desarrollo de una supuesta madurez,
sino también una cambio en algo nuevo que conserva en sí lo antiguo: nunca
desaparece la infancia, como nunca se accede a una madurez absoluta.
Una adolecente, de nombre Stephany, que tiene la idea
delirante de que es la cantante Madonna no es una mentirosa, aunque lo que
sostiene es falso. Si la apariencia de alguien transmite una falsa impresión no
está mintiendo necesariamente, como no miente la fanática de la cantante que
apela al camuflaje para asemejarse a una hoja, como no miente el individuo cuya
ancha frente sugiere un mayor nivel de inteligencia del que realmente está
dotado. Tampoco aquellos
adolecentes que ni siquiera saben que
están mintiendo, de los que a menudo se dice que son víctimas del autoengaño.
Un
mentiroso puede llegar a creer en su propia mentira con el correr del tiempo;
en tal caso, dejaría de ser un mentiroso, y sería mucho más difícil detectar
sus faltas a la verdad, por razones que explicaré más adelante.
Existen
dos formas fundamentales de mentir: ocultar y falsear.
El mentiroso que oculta, retiene cierta información sin
decir en realidad nada que falte a la verdad. El que falsea da un paso
adicional: no sólo retiene información verdadera, sino que presenta información
falsa como si fuera cierta.
El
mentiroso, compulsivo es un mitómano, ese que se cree y revive su propia
mentira. Ese adolecente que le dice a la novia, "te llevo en el coche que
me regalo mi padre, a la fiesta, te recojo a la 6 pm". Llega a las 6, en
carro, se lleva a su novia y minutos
después tiene que estacionarse por que 1, no sabe conducir, y 2. No tiene carnet para conducir a sus 15
años, y 3. El carro se lo robo a su padre. Y se enoja, por que continua
argumentando, a cualquier costo que es su carro, que sabe conducir y culpa al
padre por no permitirle obtener El carnet de conducir....que joda!
La
mitomanía: Del griego mitos, mentira, y manía, modismo. Se define como el trastorno psicológico consistente en
mentir patológica y continuamente falseando la realidad y haciéndola más
soportable; el mitómano no sublima su impulso transformándolo en arte y algunas
vive en su auto-engaño.
Con
frecuencia, el enfermo, de carácter más bien paranoide, desfigura
mentirosamente la propia idea que tiene de sí mismo, magnificándola (delirio de
grandeza) o simplemente disfrazando unos humildes orígenes con mentiras
de todo tipo, de forma que llega realmente a creerse su propia historia y se
establece una gran distancia entre la imagen que tiene el enfermo de sí mismo y
la imagen real.
Muchos
famosos (cantantes de rock, celebridades de diez minutos, etc.) han padecido esta dicotomía.
Si bien la mentira puede ser útil y es un comportamiento social frecuente, el
mitómano se caracteriza por recurrir a esta conducta continuamente sin valorar
las consecuencias, con tal de maquillar una realidad que considera inaceptable
urdiendo todo tipo de sistemas delirantes. Esta característica está asociada a
trastornos de personalidad graves y se puede relacionar con dos tipos de
caracteres: por un lado, los necesitados de estimación, y por otro, los que
sufren un trastorno de personalidad hipertímica, es decir, las personas que
tienen un ánimo muy elevado (alegres, superficiales, frívolos), que carecen de
perseverancia y responsabilidad. La asociación de estos dos rasgos puede
desembocar en una conducta mentirosa, con frecuencia padecida más por las
personas del entorno del mitómano que por él mismo
¿Qué
día tras día cuenta sus mentiras mezcladas con un poquito de su realidad? ¿Un
muchacho de 17 años, que lleva mintiendo
desde los 6 años, mintiendo sistemáticamente en tonterías y en cosas graves,
sin que nadie de los que hay a su alrededor sabiendo cual es su problema, le
eche una mano y simplemente la cubran o protejan enmarañando aún más su
telaraña de mentiras? ¿Porque vivir con alguien así?, me preguntaba El padre de este muchacho.
Cuenta mentiras con una facilidad, que luego se le desmontan en un pis pas,
porque el mismo se Cree sus historias tanto que Las vive intensamente. El día
que cuente una verdad le dará una reacción alérgica y se ronchara toda.
La
honradez se aprende en el hogar. Los padres a menudo se preocupan cuando su
niño o adolescente dice mentiras. El mentir que probablemente no es un
problema serio: A los niños pequeños (de 4 a 5 años) les gusta hacer cuentos e
inventar historias. Esta es una actividad normal porque ellos se divierten
oyendo e inventando cuentos. Muchas veces confunden un poco la realidad con la
fantasía.
Un
adolescente puede decir mentiras interesadas (por ejemplo, para no tener
que hacer algo o negando responsabilidad por sus acciones). Los padres deben de reaccionar a
este tipo de mentir ocasional hablando con el y explicándole cuán importantes
son la verdad, la honradez y la confianza.
Algunos adolescentes descubren que las mentiras pueden
considerarse aceptables en algunas situaciones, como por ejemplo, no decirle al novio/novia la
razón real del rompimiento para no herir sus sentimientos. Otros
adolescentes mienten para proteger su privacidad o para sentirse
psicológicamente separados e independientes de sus padres (por ejemplo, negando
que se escaparon tarde en la noche con amigos).
Tampoco
aquellos adolecentes que ni siquiera
saben que están mintiendo, de los que a menudo se dice que son víctimas del
autoengaño.
Cuando
el mentir puede indicar problemas emocionales: Algunos niños, aun
sabiendo la diferencia entre la verdad y la mentira, elaboran historias que
parecen verdaderas. Estos niños o adolescentes suelen relatar este tipo de
historias con gran entusiasmo, ya que reciben mucha atención mientras cuentan
la mentira. Otros niños y adolescentes, que por lo general actúan de manera
responsable, caen en el patrón de mentir repetidamente.
Ellos
creen que el decir mentiras es la mejor manera de satisfacer las demandas de
sus padres, maestros y amigos. Estos niños usualmente no están tratando
de ser malos o maliciosos, pero el mentir repetidamente se convierte en un mal
hábito. Hay otros niños y adolescentes a quienes no les importa mentir o
aprovecharse de los demás. Algunos adolescentes mienten frecuentemente para ocultar
otros problemas serios. Por ejemplo, un adolescente con un problema serio de
drogas o alcohol, mentirá constantemente para ocultar dónde ha estado, con
quién andaba, lo que estaba haciendo y en lo que gastó su dinero.
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