Un buen número de padres se matan
trabajando duro para crear la empresa que sus hijos y/o sobrinos se tiran en un
santiamén.
Con el
falso lema “que a mis
hijos les toque fácil” los miman tanto que al final les toca bien
difícil.
No los preparan para trabajar duro y
esforzarse y,
claro, no pueden valorar lo que recibieron sin lucharlo.
Los padres deben entender que lo
regalado no es valorado
y que uno solo se aprecia lo que obtiene con dificultad.
Es lo
mismo que pasa en el
deporte en el que solo triunfa quien es rico en compromiso, resiliencia y
disciplina.
Por eso
dice un viejo refrán: “Abuelo
bodeguero, hijo tabernero, nieto pordiosero”. Tan sabio.
El
abuelo se mata cargando toneles en una bodega, el hijo derrocha lo que no trabajó y el nieto pasa
necesidad.
“Mi abuelo montó en camello, mi padre
en Mercedes Benz y yo el nieto también monto ya en camello”, reza un refrán árabe.
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