Dicen que antes de entrar en el mar, el
río tiembla de miedo.
Mira para atrás todo el camino recorrido, las cumbres, las montañas, el
largo y sinuoso camino abierto a través de selvas y poblados, y ve frente de sí
un océano tan grande, que entrar en él solo puede significar desaparecer para
siempre.
Pero
no hay otra manera, el río
no puede volver. Nadie puede volver. Volver atrás es imposible en la
existencia. El río
necesita aceptar su naturaleza y entrar en el océano.
Solamente entrando en el océano se
diluirá el miedo,
porque solo entonces sabrá el río que no se trata de desaparecer en el océano, sino de convertirse en océano.
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