El
más puro de los caballeros que sirvió a Arturo fue Galahad, a pesar de tener en
común con el rey el hecho de haber sido concebido fuera del matrimonio.
Aunque el hecho de que Galahad fuese hijo
natural de Lancelot, no conllevaba estigma alguno, cuando llego el día en que
debía convertirse en paladín de una dama de la corte, el rey Arturo se opuso y
manifestó su descontento.
-
"No permitiré que seas el paladín de ninguna dama noble", declaró
Arturo.
Galahad se ruborizó y tartamudeó:- "Pero
mi señor, todo caballero debe servir a una dama para demostrarle la pureza de
su amor".
"¿Qué sabes tu del amor?" Preguntó
Arturo de una manera tan incisiva que Galahad se ruborizó todavía más
intensamente. "Si estás tan ansioso de luchar por una dama, te presentaré
a tres para que escojas".
El
rey mandó llamar inmediatamente a Margaret, una vieja lavandera de cabello cano
y con verrugas en la nariz. "¿Le servirás a ella por amor, gentil
caballero?, -le preguntó Arturo. La confusión de Galahad fue enorme. "No
comprendo mi señor" murmuró.
Arturo lo miró fijamente he hizo salir a la
mujer. "Traigan a otra", ordenó. Esta vez trajeron a una niña recién
nacida. "Si Margaret te pareció demasiado vieja y fea, entonces ¿Qué
piensas de esta dama? Es de noble cuna y no puedes negar su hermosura".
Aunque no había duda de que la niña era muy hermosa, la confusión de Galahad,
iba en aumento. Sacudió la cabeza.
"Este
amor del que hablas es un amor difícil de complacer" dijo Arturo. Mandó
llamar a una tercera dama, y esta vez entró Arabela, una preciosa niña de doce
años. Galahad la miró y trato de reprimir la ira. "Mi señor, es apenas una
jovencita y mi media hermana", dijo.
"Pediste una dama a la cual servir"
dijo Arturo, "y he sido lo bastante generoso como para presentarte a tres.
Ahora debes decidir".
Galahad, estaba aturdido. "¿Por qué te
burlas de mí, de ese modo?", preguntó.
Arturo hizo un gesto con la mano, y en pocos
minutos, salió todo el mundo del gran salón y ellos dos quedaron solos.
"No me burlo de ti", le dijo. "Trato de mostrarte algo que
aprendí de mi maestro Merlín".
Galahad alzó los ojos y vio que el ceño de
Arturo se había suavizado. "Mis caballeros dicen servir a sus damas por
amor", prosiguió el rey, "y, a pesar de sus votos de amar castamente,
la mayoría de las veces sienten pasión por aquellas a quienes sirven, ¿no es verdad?,
Galahad asintió. "Y cuanto más grande es su pasión por las damas, mayor es
su celo de servirles, ¿verdad?, preguntó Arturo. El joven caballero asintió de
nuevo. "Merlín me enseñó otra forma de amar", dijo Arturo. "Piensa en la anciana, en
la niña recién nacida y en la jovencita que es tu hermana. Todas ellas son
manifestaciones de lo femenino, y en la medida en que esas formas cambian, lo
que llamas amor, cambia con ellas. Cuando dices que estás enamorado, lo que
realmente estás diciendo es que has satisfecho una imagen que llevas dentro.
"Así es como comienza el apego, con la
inclinación por una imagen. Podrías afirmar que amas a una mujer, pero si ella
llegara a traicionarte con otro hombre, tu amor se trocaría en odio. ¿Por qué?
Porque tu imagen interior ha sido mancillada y, puesto que ésa era la imagen
que amabas, el hecho de que haya sido traicionada, te provoca ira".
"¿Qué puedo hacer al respecto?",
preguntó Galahad. "Mira más allá de tus emociones, las cuales cambiarán
constantemente y pregúntate que hay detrás de la imagen. Las imágenes son
fantasías que existen para protegernos de algo que no deseamos enfrentar. En
este caso se trata del vacío. A falta de amor por ti mismo, creas una imagen
para tapar el vacío. De allí, el intenso dolor que causa un rechazo o una
traición en el amor, porque deja expuesta la herida abierta de tu propia
necesidad".
"El
amor, es considerado como algo muy hermoso y elevado", se lamentó
Galahad,
"no obstante, tú lo haces sonar como algo horrible".
Arturo
sonrió. "Lo que suele considerarse amor, puede tener consecuencias
terribles, pero ese no es el final de la historia. El amor tiene un secreto.
Merlín me lo contó hace muchos años, como yo te lo confío ahora: Cuando puedas
amar a una anciana, a una niña y a una jovencita de la misma manera, serás
libre para amar más allá de la forma. Entonces se desatará dentro de ti la
esencia del amor, que es una fuerza universal. Y dejarás de sentir apego -el
llamado silencioso, al cual obedece el amor".
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