Ante el imparable aumento de la interdependencia mundial,
y en presencia de una recesión de alcance global, se siente la urgencia de la
reforma tanto de la Organización de las Naciones Unidas como de la arquitectura
económica y financiera internacional, para que se dé una concreción real al concepto de familia de
naciones.
Se siente la urgencia de encontrar formas innovadoras
para poner en práctica el principio de la responsabilidad de proteger y dar
también una voz eficaz en las decisiones comunes a las naciones más pobres. Esta Autoridad deberá estar
regulada por el derecho, atenerse de manera concreta a los principios de
subsidiaridad y de solidaridad, estar ordenada a la realización del bien común,
comprometerse en la realización de un auténtico desarrollo humano integral
inspirado en los valores de la caridad en la verdad. Dicha Autoridad,
además, deberá estar reconocida por todos, gozar de poder efectivo para
garantizar a cada uno la seguridad, el cumplimiento de la justicia y el respeto
de los derechos.
El problema del desarrollo en la actualidad está
estrechamente unido al progreso tecnológico y a sus aplicaciones deslumbrantes
en campo biológico.
La clave del desarrollo está en una inteligencia capaz de
entender la técnica y de captar el significado plenamente humano del quehacer
del hombre, según el horizonte de sentido de la persona considerada en la
globalidad de su ser.
El
desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y agentes
políticos que sientan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común.
Se necesita tanto la preparación profesional como la
coherencia moral.
El
desarrollo tecnológico está relacionado con la influencia cada vez mayor de los
medios de comunicación social. Es casi imposible imaginar la existencia de la
familia humana sin su presencia.
Gracias
al desarrollo tecnológico se ofrecen mayores posibilidades para la comunicación
y la información.
Se necesita que los medios de comunicación estén
centrados en la promoción de la dignidad de las personas y de los pueblos, que
estén expresamente animados por la caridad y se pongan al servicio de la
verdad, del bien y de la fraternidad natural y sobrenatural
La
fe sin la razón corre el riesgo de alejarse de la vida concreta de las
personas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios