LA
RUPTURA CON EL PASADO
Cuando
tienes una respuesta predefinida para explicar porqué no puedes hacer algo,
deberías examinar esa respuesta para ver si realmente se ajusta a la realidad.
Mucha gente, cuando se le pregunta porqué no puede hacer algo o porqué no puede
dejar de hacer algo, contesta algo semejante a: “Oh, así soy yo, siempre he
sido así, realmente no puedo evitarlo, es mi carácter”. Esto puede ser verdad o
no, pero lo seguro es que, pensando de esa manera, esa persona nunca podrá
cambiar.
Muchas
veces esas etiquetas que nos definen no son el producto de un verdadero
análisis, sino que nos fueron inculcadas por otra persona en una época en que
no podíamos defendernos. Si ése es tu caso, tendrías que revisar tu
definición de ti mismo, para ver si coincide con tu realidad actual.
Otras personas utilizan las etiquetas que se han puesto o
que les han impuesto, para evitar hacer cosas que le desagradan. Deberían sincerarse y reconocer
los verdaderos motivos por los que se niegan a hacer algo.
Existe una cantidad de variantes del “Yo soy…” que nos
permiten no tener que esforzarnos, no correr riesgos de enfrentar situaciones
desagradables, continuar como estamos sin hacer nada para mejorarnos,
justificar nuestros comportamientos indeseables, y seguir haciendo lo mismo de siempre sin intentar nada
nuevo.
Las
definiciones que te aplicas sirven para perpetuar el comportamiento que las
provocó, porque, si por definición eres así como eres, nunca podrías cambiar y
nunca podrás demostrar que eres de otra manera.
La naturaleza de las personas, su forma de ser, no son
invariables. Hasta cierto punto, todos elegimos ser como somos. Si lo que hemos elegido no nos
conviene por un motivo u otro, siempre estamos a tiempo para cambiarlo.
Si eres un estudiante, tu propia definición de ser malo
para tal o cual materia ocasionará que te cueste más esfuerzo aprenderla. Cualquier persona puede usar su
definición de ser malo para cualquier cosa, como una excusa para no hacer lo
que esté a su alcance aunque esto no sea lo máximo que se pueda hacer.
5.LAS
EMOCIONES INUTILES CULPABILIDAD Y PREOCUPACION
El remordimiento por lo pasado y el miedo a lo porvenir
son dos emociones que nos permiten estar ocupados en el presente, pero que no
solucionan nada de lo ocurrido ni impiden que ocurra aquello que tememos.
Tanto la culpa por algo pasado como la preocupación por
algo futuro, son maneras de desperdiciar el tiempo presente.
Del pasado debes extraer las lecciones que te permitirán
no cometer nuevamente las mismas equivocaciones. El simple hecho de sentirte
culpable no contribuye a solucionar un solo problema.
La culpa se nos infunde en la infancia como un medio que
tienen los padres de controlar a sus hijos. Se nos convence de que tenemos que
sentirnos culpables cuando hacemos algo que nuestros padres consideran
incorrecto. Luego, cuando adultos, adherimos a códigos de comportamiento que
nos dicen lo que está permitido hacer, y usamos la culpa como un medio de
castigarnos a nosotros mismos.
En las relaciones entre adultos, la culpa puede ser usada
por uno de los miembros de una pareja para controlar al otro. También los niños
lo suficientemente despiertos pueden dar vuelta el mecanismo de la culpabilidad
y usarlo para manipular a sus padres.
Si bien la culpa es un procedimiento socialmente aceptado
de hacer que una persona sea castigada por algo que ha hecho, también es cierto
que desperdiciar el tiempo experimentando culpa autoimpuesta le permite a la
persona deshacerse de la responsabilidad de buscar algo más útil para hacer con
su tiempo. Cuando es impuesta por otras personas, te permite descargar en otros
la tarea de determinar cómo debes sentirte.
Así como la culpa no cambia nada en el pasado, la
preocupación por sí misma no cambia nada en el futuro. Es distinto si empleas
tu tiempo en planificar tu futuro, porque esa actividad te permite prepararte
lo mejor posible para lo porvenir y te da criterios para decidir qué hacer
ahora.
Algunas personas consideran valioso preocuparse por otras
personas o que otras personas se preocupen por ellas. En realidad, preocuparse
por el cónyuge, los hijos, los padres, o quien sea, no tiene ningún sentido si
de la preocupación no surge alguna acción concreta.
6.EXPLORANDO
LO CONOCIDO
La educación que nos brinda la sociedad nos enseña a
estimar la prudencia sobre la curiosidad, a preferir la seguridad antes que la
aventura. Estos mensajes comienzan con los padres y siguen con los maestros.
Pero la posibilidad de nuevas experiencias está a tu disposición si realmente
lo quieres así.
Puedes tratar de intentar hacer algo nuevo, o puedes
seguir haciendo lo mismo de siempre hasta que te entierren. Para poder cambiar
debes dejar de pensar que es mejor atenerse a lo seguro y conocido antes que
enfrentar los riesgos de lo desconocido.
La rutina es debilitante; hacer siempre lo mismo lleva a
perder interés por la vida. Puedes evitarlo haciendo de vez en cuando algo
diferente aunque no tengas ninguna razón más que introducir un poco de variedad
en tu vida.
La espontaneidad es lo opuesto a la rigidez y consiste en
salirse de vez en cuando de lo establecido y planificado para hacer algo nada
más que por el placer de hacerlo.
La gente que hace siempre lo mismo es la gente rígida que
se priva de la posibilidad de crecer. La rigidez es la base del prejuicio, y el
prejuicio es lo que nos impide aumentar nuestra experiencia manteniéndonos
siempre dentro de los límites de lo seguro y conocido.
Hacer un proyecto y guiarse por él no tiene nada de malo,
pero hay gente que no ve más allá de lo proyectado y no se anima a enfrentar
cualquier alternativa que se le presenta. Insistir siempre en ajustarse a lo
proyectado es una actitud limitadora que cierra el paso al enriquecimiento de
la persona.
La seguridad significa no correr riesgos, vivir una
existencia sin desafíos ni excitaciones. Pero esto es una ilusión porque la
seguridad material, la que depende de lo que posees o de lo que eres en la
sociedad, puede faltarte en cualquier momento. Una catástrofe ambiental o
social puede llevar a que te quedes sin nada de lo que ahora tienes más que tu
propia vida.
La única seguridad real es la que te da la confianza en
tu capacidad para salir adelante cualquiera sea la situación en que te
encuentres. Esa seguridad solamente la obtienes al salir de la rutina y
enfrentarte con nuevas actividad
7.ROMPIENDO
LA BARRERAS DE LOS CONVENCIONALISMOS
No hay reglas o leyes que sean de aplicación absoluta y
universal. Los convencionalismos que la sociedad impone pueden ser o no de
aplicación para ti según lo que tú decidas.
Existe gente para la cual todo lo que sienten o lo que
les pasa es responsabilidad de los demás. Otro tipo de gente, por el contrario,
asume la responsabilidad de sus propias acciones y sentimientos. Creer en la
suerte o en el destino, implica pensar que no puedes hacer nada por modificar
tu situación.
Echar la culpa a otra persona por lo que te pasa no
servirá para que eso deje de pasar. Vivir imitando lo que otros hacen no hará
que te sientas más satisfecho contigo mismo. Tanto lo uno como lo otro implica
falta de aprecio por tu capacidad para elegir y decidir.
Nadie puede tener siempre la razón. De la misma manera,
habrá cosas que no se pueden catalogar inflexiblemente como buenas o malas,
correctas o incorrectas. Las personas son diferentes y pueden opinar de manera
diferente. Lo que tú juzgues como bueno para ti puede no ser bueno para otro, y
lo mismo ocurre en el caso inverso.
Cuando debes tomar una decisión, tienes que pensar cuáles
serán las consecuencias de decidir de una manera o de otra. Lo que deberías
evitar es juzgar los resultados como buenos o malos según un punto de vista que
no sea el tuyo.
La necesidad de hacer siempre las cosas como se deben
hacerlas, del modo que es correcto, produce una angustia constante y conduce a
la desesperación cuando no se lo ha conseguido. Aferrarse, por ejemplo, a la
etiqueta social puede ser una buena fuente de quebraderos de cabeza, que
podrían ser evitados pensando que cada uno puede decidir por su cuenta la mejor
manera de hacer las cosas si con ello no ocasiona algún perjuicio a los demás.
Atenerse a las leyes y los reglamentos ha provocado en
algunas ocasiones horribles consecuencias para la Humanidad. Por el contrario,
personas tildadas de anticonvencionales, que han osado desafiar las reglas de
la sociedad, han sido con frecuencia las que han hecho aportes significativos
al progreso de esa misma sociedad.
8.LA
TRAMPA DE LA JUSTICIA
Cuando se observa cómo transcurren los acontecimientos en
el mundo se puede llegar a la conclusión de que pocas veces se aprecia justicia
en ellos. Situaciones injustas se hacen evidentes a poco que miremos a nuestro
alrededor. Esta circunstancia no debe ser usada como una justificación para la
infelicidad.
También en las relaciones personales, muchas personas
acusan a los demás de comportarse con injusticia, y utilizan esos comportamientos
como una causa para sentirse desgraciadas.
Ya sean los acontecimientos mundiales, o las maneras en
que los demás se comportan con nosotros, lo que nos afecta, no debemos dejar
que nuestro deseo de justicia se interponga con nuestra felicidad.
Cuando te comparas con los demás, cuando pretendes que
los otros tengan lo mismo que tú o se comporten igual que tú, estás dejando que
un acontecimiento externo decida sobre tu felicidad. En vez de perder tu tiempo
lamentándote de lo injustas que son las cosas, harías mejor en buscar la manera
de conseguir lo que quieres, olvidándote de lo que hace el resto del mundo.
El esquema casi general de la neurosis consiste en
preocuparse más por el comportamiento de los demás que por el propio. Por
ejemplo, la esposa espera que el marido se comporte de la misma manera que
ella; cuando ello no ocurre, se queja de injusticia y se siente infeliz.
Quejarte de que los demás tienen más o ganan más que tú,
no va a solucionar nada. Tampoco reclamar justicia porque no se comportan igual
que tú, o hacer algo porque el otro lo hizo y tú no puedes ser menos. Harías
mejor en tratar de determinar qué es lo que quieres y cómo conseguirlo sin la
intervención de los demás.
Los celos son una manera de exigirle a otra persona, en
este caso tu pareja, que se comporte de una manera determinada. Nacen de una
falta de confianza en sí mismo, lo mismo que las autoacusaciones cuando se
produce una infidelidad: la parte engañada se interroga qué ha hecho para
merecerlo.
Reprocharle a un amigo o a tu pareja que te trata de una
manera injusta al comportarse como tú no lo harías, es desconocer que las
personas son diferentes.
9.TERMINANDO
CON LAS POSTERGACIONES AHORA MISMO
Si eres como la mayoría, encontrarás que existen muchas
cosas que quieres hacer y que, sin embargo, vives postergando. Si esto te
produce ansiedad, es hora de que lo soluciones.
Es frecuente escuchar frases como: “Quizá las cosas se
solucionen solas”, “Espero que las cosas vayan mejor”, y “Deseo que se arreglen
las cosas”. Los deseos y esperanzas expresados de esta manera nunca han
solucionado nada. Actitudes de este tipo solamente sirven para no entrar en
acción: las cosas no se arreglan por sí solas, a lo sumo empeoran.
Decidir hacer en el futuro algo que uno mismo ha elegido
es una manera de disimular el hecho de que no se lo está haciendo ahora. Esto
es común al tener que enfrentarse con actividades desagradables o difíciles.
Algunas personas pasan el tiempo quejándose de lo mucho
que tienen para hacer y dejan todo para último momento. Así consiguen
justificar una tarea pobre o mediocre.
Lo que da la medida de tu valor es lo que haces y no lo
que dices. Tampoco con criticar a los demás consigues nada útil si tú mismo no
te pones a la tarea. Pero te sirve para sentirte importante y justificar tu
inacción.
Si te aburres es porque no haces nada, y es lo que
consigues cuando vacilas y postergas. Sin embargo, muchos culpan de su
aburrimiento al entorno, cuando en realidad es una opción de la persona. El
hábito de postergar las cosas no tiene el refuerzo social que tienen otros
comportamientos erróneos, sino que es completamente una elección personal.
La postergación tiene la ventaja de que te permite evitar
hacer cosas que, aunque reconoces que es necesario hacerlas, te resultan
desagradables.
Una forma de engañarse a sí mismo para no reconocer que
uno tiene miedo a cambiar o a fracasar, es prometer que uno hará algo, pero no
ahora sino en el futuro. El miedo al éxito también es una causa de
postergación, dado que la responsabilidad que trae aparejada el triunfo no es
del agrado de todos.
Conseguir que los demás nos tengan compasión, tener
compasión de uno mismo, o incluso conseguir que alguien haga nuestra tarea, son
algunas de las ventajas de postergar las cosas.
10.PROCLAMA
TU INDEPENDENCIA
Es muy grande la cantidad de personas entre las que se da
una relación de dependencia mutua, principalmente entre hijos y padres, y entre
esposos. Por otra parte, esto es algo que la sociedad promueve, aunque
equivocadamente. Se nos enseña que tenemos la obligación de comportarnos de
cierta manera con determinadas personas: nuestros hijos, nuestros padres, o
nuestros esposos o esposas. Mientras que esto coincida con nuestras
inclinaciones no provoca inconvenientes, pero si nos obliga a ser de una manera
que no nos agrada y provoca resentimiento, entonces existe un problema que debe
ser solucionado.
Si te encuentras atrapado en una relación en la cual te
ves obligado a comportarte de cierta manera que no te agrada, porque sino te ves
presa de culpa o porque no te animas a prescindir de esa persona, deberías
trabajar en conseguir tu independencia psicológica.
La dependencia entre padres e hijos se da cuando los
hijos ya son adultos y sin embargo no pueden decidir libremente sobre su manera
de vivir por temor a ofender a los padres. O sino, cuando los padres sufren
porque sus hijos adultos no se ocupan de ellos con la frecuencia y del modo que
desearían. Tanto la persona adulta que no puede vivir de la manera que sería de
su agrado, como el padre o madre que no puede prescindir de las atenciones de
sus hijos, están apresados en una nociva relación de dependencia psicológica.
En los matrimonios también se da una dependencia dañina
cuando uno de los cónyuges vive subordinado al otro en vez de manejarse ambos
en un plano de igualdad. Aunque últimamente no es ya universal, durante mucho
tiempo imperó el concepto de que la esposa debía depender del marido para todo,
desde conseguir su alimentación hasta saber que tenía que pensar. La mujer no
podía tener actividades, ni siquiera pensamientos, que no fueran aprobados por
el marido. Esta situación no es un problema si surge de un libre acuerdo entre
las partes. En este caso, y aún en el caso inverso y menos frecuente de la
esposa que domina al marido, la persona dominada puede considerar más llevadero
depender de otra que tener el trabajo de ganarse el sustento o decidir qué
opina sobre cada asunto.
11.ADIOS
A LA IRA
La ira es una reacción que se experimenta cuando algo no
sucede como esperábamos y deseábamos. Se expresa como hostilidad o agresión
contra alguien o algo. Es una reacción aprendida frente a la frustración y el
resultado es que te comportas como preferirías no hacerlo.
La ira es una manera que eliges de reaccionar. Por lo
tanto, si la ira te trae problemas, puedes aprender a reaccionar de otra
manera, y de esa forma no tendrás que preocuparte de cómo contener tu ira.
Puedes cambiar la manera en que piensas con respecto a las cosas que no son de
tu agrado, y aunque sigas sintiendo irritación o desilusión, puedes evitar la
ira.
Cuando la causa de tu ira es el comportamiento de otra
persona, debes tener en cuenta que con ira nunca vas a conseguir cambiar a los
demás, sino por el contrario inducirlos a mantener el comportamiento que no te
gusta.
Las demás personas nunca serán como tú desearías (al
menos la mayor parte del tiempo). Deberías acostumbrarte a esto y darles la
libertad de ser como prefieran. Es una tontería enojarte por algo que no puedes
cambiar, y lo único que conseguirás es que te aumente la presión, tener úlceras
o problemas cardíacos.
Puedes aprender a evitar que te afecte el comportamiento
de los demás. Una de las maneras es teniendo sentido del humor. La risa es un
excelente remedio contra la ira. Deja de tomarte la vida tan en serio y ríete
de las incongruencias de la vida humana.
La gente elige enojarse en muchas circunstancias en las
que podría evitarlo: al conducir un automóvil, al jugar a las cartas o a un
deporte como el tenis, al tener que pagar impuestos, al encontrarse con otra
persona más lenta o más desordenada, al perder algo, al golpearse, o incluso
ante sucesos por completo fuera de su control como los acontecimientos
mundiales.
Al experimentar ira, las personas pueden darle salida de
varias maneras, todas perjudiciales: agredir verbal o físicamente, ridiculizar,
golpear o romper objetos, dar pataletas de rabia o por el contrario encerrarse
en el silencio.
12.RETRATO
DE UNA PERSONA QUE A ELIMINADO TODAS SUS ZONAS ERRONEAS
Las personas que gozan de salud mental y han eliminado
sus zonas erróneas presentan una serie de caracteristicas que las hacen muy
distintas de la mayoría de las personas.
Ellas no pierden el tiempo quejándose o deseando que las
cosas sean de otra manera: aceptan lo que es tal como es. Están libres de
sentimientos de culpa, y aunque pueden reconocer sus errores y prometerse que
no los repetirán, no malgastan el tiempo arrepintiéndose por algo que hicieron.
No manipulan a los demás ni se dejan manipular mediante
el uso de la culpa por algo pasado, así como no sufren por cosas que puedan
ocurrir en el futuro y que están fuera de su control.
No se sienten amenazadas por lo desconocido y buscan
nuevas experiencias. No se quedan inactivas esperando algún lejano
acontecimiento. No se dedican a postergar las cosas que deben ser hechas y
aprecian el momento presente.
Ellas son personas independientes cuyas relaciones se
basan en el derecho que cada individuo tiene a tomar sus decisiones. No les
gusta depender de los demás, ni tampoco que los demás dependan de ellas.
No necesitan la aprobación ni el aplauso de los demás, ya
que son muy independientes de la opinión de los otros. Hacen sus propias
elecciones aunque vayan en contra de la opinión general.
Esa gente puede reírse de cosas que a otros pueden
parecer serias y no andan todo el tiempo con un semblante adusto. Pero su humor
no es hostil ni se utiliza para ridiculizar.
Se aceptan a sí mismas y al mundo tal cual son, sin
pretender que ellas o las cosas sean de otra manera. No se quejan de su aspecto
físico ni de las condiciones del tiempo.
Para ellas, un problema es algo que hay que resolver y no
una amenaza personal. Ven las cosas objetivamente. No juzgan por las
apariencias y rechazan los estereotipos.
Estas personas no son enfermizas y no andan contándole a
los demás lo mal que se sienten. Prefieren la naturaleza y no los lugares
cerrados.
Son personas honestas que contestan francamente. No se
engañan a sí mismas ni faltan a la verdad para protegerse o proteger a otros.
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