Dios
mío, estás conmigo en los días luminosos y en los tiempos desoladores cuando me
siento turbado.
A veces dudo de ti y creo que me dejas en esas épocas dramáticas,
pero tú me entiendes y me fortaleces.
Me
invitas a creer, perseverar y ver buenos augurios en lugar de imaginar insidias
por todas partes.
El camino del bien es un sendero estrecho y los tiempos
tumultuosos terminan y dan lugar a períodos de sosiego.
El
amor y la fe son buenos aliados para dominar las contrariedades y mantener viva
la confianza.
Mi paz está en la fuerza del amor, en una aceptación
serena de los hechos y en no sucumbir.
La
confianza me hace fuerte y todo termina bien cuando hago tu voluntad y gozo de
serenidad interior.
Estás conmigo en los tiempos oscuros y sé que contigo el
sol volverá a brillar y podré proseguir mi camino en paz.
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