El
modo como hablamos desnuda tantas creencias que no tienen sentido, pero
determinan cómo vivimos.
Alguien decía: “Ahora estoy bien, pero fue duro ya que nací en una
familia muy humilde”.
Queda claro que en su creencia nacer en un hogar de escasos recursos
económicos es ser de origen humilde.
La
verdad es que son dos cosas que no tienen relación ya que la humildad no depende del
dinero y, si abunda, ella escasea.
Puedes
ser pobre en dinero y muy orgulloso o tener dinero en abundancia y
actuar con sencillez. Claro que lo segundo no es nada fácil porque el poder, la riqueza,
la fama y la belleza suelen ir de la mano con la soberbia.
La
humildad es uno de los valores más importantes en la vida,
y sin ella el existir se llena de conflictos y sinsabores.
Un proverbio oriental dice: “El orgulloso no es amado, sus
relaciones nunca son armónicas y, por eso, no es feliz”.
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