“No vivas para ser alguien
conocido, sino para ser alguien que valga la pena conocer.
” - (ANÓNIMO)
Detrás de esta compulsión por el éxito se esconde una dolorosa herida: la de no sentirse
valiosos por el ser humano que son, poniendo de manifiesto su falta de
autoestima.
Así, en vez de obsesionarse por el reconocimiento ajeno, es fundamental que aprendan a re-conocerse a sí mismos.
Es decir, saber quiénes verdaderamente son, yendo más allá de la máscara que han ido creando para seducir a la audiencia que les rodea.
Para lograrlo, han de redefinir sus prioridades, sus aspiraciones, así como su concepto de éxito, atreviéndose a tomar decisiones movidas por valores que de verdad les importen.
Es entonces cuando muchos toman consciencia de que ser feliz vale más que tener éxito.
Y en la medida que empiezan
a ser fieles a sí mismos, a los dictados de su corazón, a menudo emprenden una
senda profesional mucho más vocacional, orientando su existencia al bien común y no tanto a su
propio interés.
Lo curioso es que tarde o temprano llega un día en que el éxito aparece como resultado.
Sabios de todos los tiempos nos recuerdan una y otra vez algo que tendemos a olvidar: “el mayor triunfo es ser uno mismo”.
En caso de no saber por donde empezar, podemos seguir las
indicaciones de Antoine de Saint-Exupéry: “Procura que el niño que fuiste no se avergüence nunca del
adulto que eres.
” Para ello, no nos queda más remedio que escuchar con atención a nuestro corazón.
Él sabe perfectamente quiénes somos y cuál es nuestro propósito en esta vida.
Nuestro corazón lo sabe todo acerca de nosotros.
El quid de la cuestión es si somos lo suficientemente valientes para escucharlo.
Así, en vez de obsesionarse por el reconocimiento ajeno, es fundamental que aprendan a re-conocerse a sí mismos.
Es decir, saber quiénes verdaderamente son, yendo más allá de la máscara que han ido creando para seducir a la audiencia que les rodea.
Para lograrlo, han de redefinir sus prioridades, sus aspiraciones, así como su concepto de éxito, atreviéndose a tomar decisiones movidas por valores que de verdad les importen.
Es entonces cuando muchos toman consciencia de que ser feliz vale más que tener éxito.
Lo curioso es que tarde o temprano llega un día en que el éxito aparece como resultado.
Sabios de todos los tiempos nos recuerdan una y otra vez algo que tendemos a olvidar: “el mayor triunfo es ser uno mismo”.
” Para ello, no nos queda más remedio que escuchar con atención a nuestro corazón.
Él sabe perfectamente quiénes somos y cuál es nuestro propósito en esta vida.
Nuestro corazón lo sabe todo acerca de nosotros.
El quid de la cuestión es si somos lo suficientemente valientes para escucharlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios