Se cuenta que un funcionario chino fue
nombrado mandarín por el emperador y le dijo a su mejor amigo:
- Dame
un buen consejo porque en
mi oficio tengo que ver a muchas personas y deseo tratarlas con delicadeza.
- Lo mejor que puedes hacer es ser
paciente, muy paciente; así lograrás magníficos resultados.
Más
tarde el amigo le insinuó de nuevo actuar siempre con amorosa paciencia. Al despedirse, le recordó: sé
paciente, siempre paciente.
Entonces el otro se enfureció y
exclamó: ¡Basta, no más!
Me
tienes cansado con tu cantaleta; tres veces me has dicho que sea paciente.
El
amigo sonrió y dijo: ya
ves cuán difícil es actuar con paciencia. Únicamente te he insistido en
mi consejo y te saliste de casillas.
Esta
historia nos recuerda que al escritor Franz Kafka le preguntaron un día: “¿Cuál pecado capital es el más
dañino?
El
escritor checo respondió: “El
peor es la impaciencia: Por ella salió Adán del paraíso y debido a ella no
hemos regresado”.
¿Qué
quieres hacer para actuar con paciencia?
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