Según
La Tercera Verdad Noble de Buda el apego a cosas impermanentes es una errónea
comprensión de la realidad.
El instinto nos lleva a pensar, en contra de la evidencia, que hay cosas permanentes.
Lo creemos porque nos aferramos a personas o realidades que
nos resultan placenteras.
El instinto nos ciega y nos lleva a apegarnos a esas cosas placenteras pensando que perdurarán.
Obviamente esto jamás ocurre y de allí nacen la insatisfacción o el sufrimiento.
La buena nueva es que esta falta de sabiduría o
ignorancia tiene remedio.
El remedio es el desapego.
Cuando nos desapegamos totalmente experimentamos una liberación definitiva y vemos que hay felicidad en no desear.
Esta
liberación es el nirvana o extinción.
Buda comparaba el apego con un incendio y el nirvana con la acción de apagarlo.
El instinto nos lleva a pensar, en contra de la evidencia, que hay cosas permanentes.
El instinto nos ciega y nos lleva a apegarnos a esas cosas placenteras pensando que perdurarán.
Obviamente esto jamás ocurre y de allí nacen la insatisfacción o el sufrimiento.
Cuando nos desapegamos totalmente experimentamos una liberación definitiva y vemos que hay felicidad en no desear.
Buda comparaba el apego con un incendio y el nirvana con la acción de apagarlo.
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