Pocas personas controlan su dinero; el
dinero las controla a ellas y les quita la paz interior.
Gastan su dinero en cosas innecesarias, y el dinero y lo material los
desgastan a ellos y suelen
acabar con sus relaciones.
Da pena ver a tantos esclavos en pleno
siglo XXI: Esclavos de las marcas, la moda y el aparentar.
“Si no
es de marca, no me lo pongo”, es la consigna de muchos jóvenes y adultos
prisioneros.
No está
mal usar ropa de marcas famosas, lo frustrante es identificarse con ellas y con lo material.
En
otras palabras, dejar que
la felicidad dependa de lo exterior que es temporal y no llena el alma.
“Aprender a valorar todo y llevar una
vida más simple”
fue lo que saqué de un secuestro, me confesó un día alguien.
Sé bien
consciente de que sin una
vida espiritual eres el más pobre de los seres, aunque tengas muchos
cientos de millones.
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