Uno de los síntomas más incómodos de la menopausia son
los sofocos. Son una
sensación de calor que comienza en la cara y la zona superior del pecho y se
extiende por todo el cuerpo. Dura entre dos y cuatro minutos y, en ocasiones, se acompaña de
ansiedad o palpitaciones del corazón. La Asociación Española para el
Estudio de la Menopausia indica que, en algunos casos, pueden llegar a sufrirse una vez cada hora y el
problema se suele alargar entre dos y cuatro años.
Se
desconocen cuáles son las causas del sofoco, pero se ha relacionado con
el desequilibrio del
centro termorregulador del hipotálamo, provocado por la reducción de los
niveles de estrógenos y
progestágenos.
La asociación recuerda que hay diferentes tratamientos, como la terapia hormonal
sustitutiva, la
tibolona y los
progestágenos. Sin embargo, además de estos métodos, la mujer puede
combatir los sofocos modificando
ciertos aspectos de sus hábitos de vida:
1)
Vestirse con capas de ropa
Así, en caso de que surja un sofoco, la mujer puede
quitarse ropa. Después, cuando el calor cese, tiene la opción de vestirse de
nuevo para no quedarse fría.
2)
Mantener una temperatura ambiental baja y evitar las bebidas calientes, como el café o el té
La clave es huir de temperaturas demasiado altas. En ciertos espacios
públicos no se podrá controlar, pero en casa o en el coche sí es posible
elegir. Asimismo, la asociación sugiere evitar cualquier bebida que haga a la persona aumentar su
calor corporal. En contra, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de
Navarra sugiere beber
productos fríos.
3)
Utilizar una toalla fría y húmeda en el cuello
Cuando la mujer sufra un sofoco, un buen método de calmar
el calor y refrescarse es mojar una toalla con agua fría y ponerla en el
cuello.
4)
Refrescar las mejillas con agua fría
Además de la toalla, el Colegio Oficial de Farmacéuticos
de Navarra sugiere poner agua sobre las mejillas para calmar el calor.
5)
No fumar
La Asociación Española para el Estudio de la Menopausia
afirma que el tabaco empeora los sofocos, con lo que sugiere dejar este hábito.
6)
Realizar ejercicio físico y evitar el sobrepeso
El colegio afirma que la actividad física y un peso
adecuado son medidas beneficiosas para prevenir y evitar los sofocos.
Los sofocos
nocturnos son similares a los diurnos, pero sus características hacen que
cuando se dan durante la noche provoquen alteraciones del sueño. “Habitualmente la aparición del
sofoco despierta a la mujer y dificulta que concilie de nuevo el sueño.
De hecho, la alteración del sueño debida a los sofocos es una queja frecuente
en las mujeres en esta etapa”, dice Valdés. “La mayoría de las veces el
insomnio obedece a las molestias que ocasionan los sofocos durante la noche, pero también se han descrito
cambios bioquímicos en el cerebro y en la estructura del sueño que se
han relacionado con la caída de estrógenos durante la menopausia”.
En
síntesis, lo que ocurre es que el mal funcionamiento de este centro
termorregulador hace que se eleve la temperatura corporal y, a continuación,
para intentar disminuirla, se produce una vasodilatación que se manifiesta como
aumento de la temperatura en la piel, enrojecimiento y sudoración”.
A
medio plazo, la falta de hormonas provoca sequedad de la piel y las mucosas que
se puede manifestar como sequedad vaginal y dolor con las relaciones sexuales,
que en muchos casos deriva en disminución o ausencia de deseo sexual. Mendoza
suma a la lista otros síntomas tan diversos como aumento de peso, pérdida de
cabello y depresión.
Es importante señalar que a partir de la menopausia hay un empeoramiento de la salud
ósea y cardiovascular, con aumento del colesterol y pérdida de masa ósea.
Finalmente,
las revisiones periódicas y seguir las recomendaciones que el médico prescriba
con arreglo a los factores de riesgo que cada mujer presente, ayudarán a
mantener una buena calidad de vida tras la menopausia y a lograr un
envejecimiento saludable.
Tratamientos
naturales como las isoflavonas de soja o la Cimicifuga racemosa pueden ser de
ayuda cuando los síntomas son leves. Sin embargo, “en muchos casos
resultan insuficientes y es necesario recurrir a tratamientos hormonales. En
contra de la creencia popular, los beneficios de los tratamientos hormonales sustitutivos en mujeres
con síntomas de menopausia están demostrados con un alto nivel de evidencia.
Mejoran globalmente la salud de las mujeres en esta etapa, reducen
significativamente los síntomas y además proporcionan beneficios adicionales en
lo referido a la salud ósea, cardiovascular, mejoría de piel y mucosas,
etcétera”.
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