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COMO SON LOS JUEGOS ROMÁNTICOS EN PAREJA


Si eres de los que crees que la pasión en tu casa se ha perdido con la rutina, los niños y el estrés, sigue leyendo. Te damos ideas para lograr que el romanticismo nunca muera.

El amor, llega, pega fuerte, nos hipnotiza durante una temporada y después nos obliga a enfrentarnos con la pura realidad: nada es eterno. Y no es que el amor no pueda serlo, lo que no es eterno es ese mágico estado del principio, cuando el romanticismo se presenta en estado puro y las mariposas que anidan en nuestro estómago solo nos dejan decir «Te quiero» (por vigésima vez en el día), «Qué guapa/o estás» (en pijama y despeinado) o «Te echo de menos» (dos horas después de habernos despedido). Esta fase, por desgracia, no suele durar.

Con el tiempo, el entusiasmo y la pasión se apaciguan, las palabras cariñosas empiezan a parecernos ridículas y, si no tenemos cuidado, la relación se convierte en un día a día monótono que corre el riesgo de enfriarse para siempre.

A veces se dan por hechas muchas cosas. Pensamos que al vivir en pareja ya no es necesario esforzarse, y esto es un gran error. A la pareja hay que conquistarla cada día porque los peores enemigos de una relación son la rutina y el aburrimiento. Mantener ciertas dosis de romanticismo refresca la relación y nos hace recordar los buenos momentos vividos. Por eso es importante cuidar los detalles, sorprender a nuestra pareja de vez en cuando y, sobre todo, reforzar los vínculos de unión a través de la diversión y la creatividad.

A veces, los pequeños detalles son los que más nos llegan. Lo importante es demostrarle que te preocupas por su bienestar y que quieres hacerle la vida agradable.

Aparecer un día con algún regalito sin motivo es una sorpresa que agrada y enternece. Unos calzoncillos divertidos, una de sus películas favoritas, algo de música…

Una buena idea es pegar una foto nuestra en algún sitio donde sepamos que nuestra pareja siempre la va a ver. Aunque a la otra persona nunca se le hubiera ocurrido, sin duda sonreirá con cierta nostalgia, cada vez que la vea.

Si nuestra pareja es de las que se muere por un cantante, un equipo de fútbol o un actor, le hará mucha ilusión que, de vez en cuando, le sorprendamos con entradas para ir a verlos y más si sabe que no compartimos su afición. A cambio, nosotros podemos darle alguna pista sobre algo que nos guste especialmente.

¿Quién ha dicho que las flores son solo para ellas? Un ramo inesperado queda bien en cualquier rincón de la oficina y de nuestro corazón.

Es importante que la pareja se desarrolle también de forma individual; así se evitan reproches y se vive una relación más sana. Una opción a considerar es regalarle al otro un curso intensivo de esquí, un año de gimnasio o unas clases de pintura, según sus aficiones.

La cuestión está en convertir lo cotidiano en algo especial o diferente.

Si llevamos tiempo sin salir de la ciudad, está muy bien preparar una escapada sorpresa de fin de semana. Si el viaje es más largo, tendremos que contar con la complicidad de la pareja, pero la planificación conjunta también es parte de la aventura. Y si decimos en la agencia que es nuestra luna de miel, el trato será mucho mejor y nos hará revivir nuestro primer viaje de novios.

Si no es posible compartir una afición por falta de tiempo o porque nuestros gustos son distintos, hay que echarle imaginación y buscar algo para hacer juntos en casa: bricolage, puzzles gigantes, clases de baile en vídeo...

El cine, el teatro o cualquier actividad cultural en común nos acercará un poquito más a nuestra pareja. Y, si notamos que la relación comienza a enfriarse, se impone reservar un rato cada día para pasear, charlar o hacer planes juntos.

Cada día hay muchas formas de decir «te quiero» sin necesidad de palabras:

Papelitos con mensajes bonitos agradeciéndole al otro algún detalle, escondidos en el bolsillo, bajo la almohada o pegados al espejo del cuarto de baño, refuerzan la comunicación y nos hacen sentir especiales. A veces nos cuesta decir las cosas, pero es necesario hacerlo. A todos nos agrada que nos quieran, que nos den cariño y que nos lo digan de vez en cuando.

Preparar una cena para los amigos en casa puede ser una actividad especialmente romántica si la planificamos con antelación y nos metemos en la cocina juntos y con tiempo por delante.

Y para hacer nuestras cenas diarias más emocionantes, cada día le toca a uno organizarla. No hace falta dejarse la piel en la cocina (se puede hacer o comprar hecha) ni elegir alimentos caros, el truco está en variar y sorprender al otro: una tabla de quesos con un buen vino; un menú degustación de ensaladas; un plato estilo oriental; un surtido de canapés de ahumados...

Si nos gusta disfrutar de una buena película tirados en el sofá de casa, bien tapaditos con una manta y con la luz semiapagada, hagámoslo, pero compartiendo sofá y manta.

Y mucha atención al dormitorio, que debe ser nuestro rincón más íntimo y romántico. Es importante decorarlo y ambientarlo de forma adecuada: una luz tenue, unas velas, las paredes pintadas en un color cálido, unas sábanas acogedoras, almohadas que inviten al descanso… Puede haber sitio para un pequeño equipo de música, pero lo que no debe entrar nunca en este cuarto es la tele.

Estaría bien recopilar esas canciones de nuestra época de novios, grabar una cinta o un CD para el coche e ir a buscar al otro a la oficina. Después podemos aparcar en algún sitio tranquilo y rememorar aquellos tiempos de nuestras primeras citas románticas.

Salir a comer o a cenar de forma improvisada e ir probando pequeños restaurantes también es una buena idea para descubrirlos juntos (podemos incluso darles puntuación) y aprovechar para tener una agradable charla.

Tener pequeños detalles con la familia del otro despierta sentimientos de admiración y respeto.

Acompañar a la suegra al médico, ayudar a su hermana con la mudanza o invitarles a comer el domingo sin ningún motivo.

Cuando salgamos juntos de compras, pidámosle al otro que nos acompañe a comprar ropa interior.

 Aunque los hombres se muestran reacios y nunca lo reconocen, en el fondo le encantará.

Si hay algo que realmente funciona en la pareja, es el buen humor. Disfrutar proporcionando bienestar es una actitud contagiosa. Reír juntos y encontrarle el lado divertido a los enfados no solo une, sino que nos ayuda a conocer mejor a la persona con la que vivimos y, lo que es más importante, a mantenernos unidos.

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