Estas son sabias afirmaciones de Lao Tse y nos invitan a crecer
en sabiduría y equilibrio.
Quien conoce los hombres
es hábil, quien se conoce a sí mismo es sabio.
El fuerte vence a otros, el poderoso se vence a sí mismo.
Quien se conforma con lo
que tiene es rico, quien mantiene su propósito es firme.
Quien permanece donde encontró su hogar, perdura largamente.
Quien cae y no perece, tendrá longevidad.
Los que conocen las ganancias de respirar varios minutos al día
y relajarse saben cuánto vale la sabiduría. Más que todo el oro, más que el
poder. Por eso Salomón no pidió riquezas, sólo pidió a Dios sabiduría.
De algún modo es otro nombre de la consciencia, de saber quiénes
somos y a qué vinimos.
Es pasar del autoconocimiento
al autocontrol y al amor puro e incondicional.
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