No siempre
la vida fluye plácidamente y hay días o semanas en las que te sientes derrotado
y sin alientos.
Lo mismo han experimentado todos los seres buenos, pero se han apoyado en su fuerza interna y en Dios.
Para no llegar a estados de angustia crea cada día espacios de paz en los que te recargas de energía.
Haz pausas refrescantes con una plegaria, una canción, una lectura, un ritual hermoso o un momento de relajación.
No dejes que te abrume el peso de lo cotidiano o de problemas que se acumulan.
Jesús se retiraba con frecuencia a orar, meditaba en un lugar solitario y allí renovaba su espíritu.
Ganas paz si cierras tus ojos, te relajas y te vas a un santuario imaginario en el que reposas y te sientes bien.
Lo mismo han experimentado todos los seres buenos, pero se han apoyado en su fuerza interna y en Dios.
Para no llegar a estados de angustia crea cada día espacios de paz en los que te recargas de energía.
Haz pausas refrescantes con una plegaria, una canción, una lectura, un ritual hermoso o un momento de relajación.
No dejes que te abrume el peso de lo cotidiano o de problemas que se acumulan.
Jesús se retiraba con frecuencia a orar, meditaba en un lugar solitario y allí renovaba su espíritu.
Ganas paz si cierras tus ojos, te relajas y te vas a un santuario imaginario en el que reposas y te sientes bien.
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