El autismo es una
discapacidad permanente del desarrollo que se manifiesta en los tres primeros
años de edad, pero hay que decir, que no es sencillo de diagnosticar.
El autismo ocupa el tercer lugar entre los
trastornos del desarrollo. Es mas frecuente que el Síndrome de Down, sin
embargo es muy poco conocido en general y también en el ámbito médico, como
consecuencia es difícil de diagnosticar y por tanto, difícil de tratar
adecuadamente.
El autismo es un espectro de trastornos
caracterizados por graves déficit del desarrollo, permanente y profundo. Afecta
la socialización, la comunicación, la imaginación, la planificación y la
reciprocidad emocional, y evidencia conductas repetitivas o inusuales. Los síntomas, en
general, son la incapacidad de interacción social, el aislamiento y las
estereotipias (movimientos incontrolados de alguna extremidad, generalmente las
manos).
Puede haber individuos sumamente autistas que sin
embargo son muy inteligentes y por lo tanto, capaces de eludir un diagnóstico
de autismo. Esto hace que sea imposible hacer una determinación exacta y
generalizada acerca de las características cognitivas del fenotipo autista.
Se sabe que los niños superdotados tienen
características que se asemejan a las del autismo, tales como la introversión y
la propensión a las alergias.
Se ha documentado
también el hecho de que los niños autistas, en promedio, tienen una cantidad
desproporcionada de familiares cercanos que son ingenieros o científicos.
En 1978 se encontró
que el 10% de los autistas tienen "talentos extraordinarios" en
campos específicos
La tasa del autismo
en todas las regiones del mundo es alta y tiene un terrible impacto en los niños, sus familias,
las comunidades y la sociedad.
En Estados Unidos, el
número de casos de autismo diagnosticados en niños aumentó 23% entre 2006 y
2008, con uno de cada 88 niños afectados contra uno
de cada 110 antes, según los Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades (CDC), una agencia federal del Departamento de Salud.
Este estudio se basa
en una observación realizada en 2008 que muestra que 11,3 por mil de niños de
ocho años habían sido diagnosticados con trastornos del espectro autista”. Esto constituye un alza de 23% en comparación con la estimación
anterior de 2006, y de 75% desde que los CDC comenzaron a registrar
la incidencia de la enfermedad en 2001.
Estas nuevas cifras significan que el autismo es dos veces más común de lo que era siete años
antes y, probablemente afecta a un millón de niños, niñas y adolescentes en
Estados Unidos.
“Una parte de este aumento se debe a un mejor diagnóstico, pero no
sabemos hasta qué punto”, dijo durante una conferencia de prensa
telefónica.
“Gracias a estas estadísticas sabemos más sobre cómo la mayor edad de
los padres y el nacimiento prematuro aumentan el riesgo de que un niño sufra de
autismo”, dijo la doctora.
Estas estadísticas
también muestran que el desarrollo del síndrome, cuyas causas siguen siendo indeterminadas y que
existe en diferentes formas y grados de gravedad, afecta a casi cinco veces más niños que niñas, una
proporción que también ha aumentado de 2006 a 2008.
La prevalencia del
autismo está experimentando una variación geográfica significativa en Estados
Unidos, donde lo sufren un niño de cada 210 en Alabama (sur) y uno de cada 47 en Utah (noroeste).
En España, 50.000
menores padecen autismo, uno de cada 110. Más
del 40% de los pacientes que se someten a una terapia individualizada en condiciones
adecuadas alcanza un alto grado de sociabilidad.
“Se ha convertido en
un problema de salud nacional en muchos países. En algunos casos se considera
una epidemia”, asegura Miguel Palacios, padre de un niño con esta discapacidad.
Las causas del autismo se desconocen en una generalidad
de los casos, pero muchos investigadores creen que es el resultado de
algún factor ambiental que interactúa con una susceptibilidad genética.
Se ha sabido que la intoxicación por mercurio,
particularmente, presenta síntomas similares a los del autismo. Las personas con
autismo tienen una baja
capacidad para expulsar el mercurio de sus órganos.
Hay un buen número
de estudios que muestran una
correlación importante entre las complicaciones obstétricas y el autismo.
La suplementación
con ácido fólico ha aumentado considerablemente en las últimas décadas,
particularmente por parte de mujeres embarazadas. Se ha postulado que este podría ser un factor,
dado que el ácido fólico afecta la producción de células, incluidas las neuronas.
No existe por ahora
un tratamiento que cure el autismo.
La educación es el mejor vehículo para el
tratamiento de las personas con autismo, pero es necesario crear programas educativos adaptados a las necesidades individuales de cada
persona con autismo.
Los niños con
autismo se pueden integrar a escuelas regulares, siempre y cuando cuenten con
los apoyos que requieren para aprender y desarrollarse en la escuela. Cada niño
es único con sus fortalezas, gustos y retos. En la escuela se debe formar un
equipo de trabajo junto con la familia y si es necesario especialistas
externos. Este equipo se encarga de definir los objetivos para el alumno, así
como la forma en que van a trabajar con él. Es muy importante tomar en cuenta
las fortalezas del niño al diseñar su programa.
NOTA: EPIDEMIA DE AUTISMO ES UNA PALABRA FUERTE.
GENERA TÍTULOS NOTICIOSOS, AUDIENCIAS LEGISLATIVAS, RECURSOS PARA LA
INVESTIGACIÓN Y UNA BÚSQUEDA TENAZ DE LOS CULPABLES. PERO SU CRECIENTE RITMO DE
AUMENTO MUESTRA SEÑALES DE QUE ES NECESARIO HACER CAMBIOS EN LA SOCIEDAD.
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