Afrodita en Grecia y Venus en Roma eran
las diosas del amor y la belleza según la mitología.
Se cuenta que Venus, muy
pagada de su hermosura, rechazó a los dioses y Júpiter castigó su soberbia.
La obligó a casarse con
Vulcano, dios del mundo inferior, feo, cojo y atrapado en su duro mundo
de la fragua.
La arrogante diosa le puso
los cachos, se enamoró de Marte, dios de la guerra, y de esa unión nació
Cupido.
Los mitos esconden mucha
sabiduría y por eso vemos a tantos soberbios cosechando amargos frutos.
La mitología nunca debería
pasar de moda y es bueno recordarla porque entretiene y educa.
Fue una fuente de
inspiración para los artistas del renacimiento y de esa mina brotaron
obras maestras.
Hoy el pintor Tintoretto se haría millonario pintando amantes infieles como en su obra sobre Vulcano y
Venus, exhibida en Múnich.
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