La
vida del inconsciente es un carrusel loco de torpezas, ruindad, soberbia,
apetencias y ambiciones.
La existencia del ser consciente es un caminito de amor, paz,
felicidad, compasión y armonía.
Por lo mismo lo mejor que puedes hacer es dedicar tiempo y energías
para lograr un despertar de consciencia.
A ese paraíso te llevan la relajación, el
autoexamen, la meditación, la comunión con Dios y amar el silencio.
La
persona consciente es incapaz de hacer locuras porque cae
en la cuenta de las consecuencias de su mala conducta.
Estas tres palabras van de la mano para aquel
que sabe vivir sin hacer daño a otros: Consciencia, coherencia y consecuencias.
Hazte
preguntas sobre tu modo de vivir y con humildad reconoce
tus fallas, busca ayuda y sigue el camino recto.
Hay dos modos para tomar consciencia: Con amor o con dolor, por
las buenas o a las malas.
¿Cuál quieres tomar?
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