La
historia del champiñón nos lleva hasta los egipcios. Decían que eran fuente de
la inmortalidad por lo que lo convirtieron en alimento exclusivo de las clases
altas, para variar. Chinos y japoneses lo incluyen en su dieta diaria desde
hace mas de mil años, así están ellos de flacos, porque debéis saber que el
champiñón no aporta prácticamente nada calóricamente hablando. Si aportan una
buena dosis de proteínas y lo que es más importante, aminoácidos esenciales que
el cuerpo no produce.
Se
empezó a cultivar en Francia allá por el siglo XVIII y en España se produce
principalmente en La Rioja. Su uso en la gastronomía está muy extendido, como
guarnición o bien integrados en los guisos, aunque por si solo ya nos aporta
suficientes sensaciones para hacerlo protagonista, por eso lo presentamos en
esta receta como un aperitivo.
Ingredientes:
•12
champiñones grandes
•12
champiñones pequeños
•Ajos
frescos
•12
langostinos pequeños frescos
•Jamón
serrano
•Sal
•Huevos
de codorniz
•Brochetas
Lo primero que debemos hacer es limpiar los champiñones. Si puede ser no los mojamos porque de esa forma, conservan mejor su sabor. Si no puede ser los mojaremos lo menos posible ya que absorben el agua con mucha facilidad. Les quitamos el rabo y usamos solo el sombrero, lo ponemos en la plancha o sartén que nos haga ese efecto boca abajo para que se hagan bien por todos los lados del champiñón. En un par de minutos le damos la vuelta y veremos como poco a poco se irá llenando de caldo el champiñón.
Aparte, en la misma plancha, estaremos haciendo el ajo y el jamón picado en trocitos pequeños. Cuando esté hecho lo colocamos dentro de los champiñones y ahí se juntarán con el caldo quedando un producto jugoso y con mucho sabor.
Lo ideal es tener 1 champiñón más grande que el otro, poniendo el más pequeño encima, que será sujetado dentro del hueco del inferior quedando así un pincho estable.
Esta receta es la más sencilla y económica pero podemos enriquecerlo muy fácilmente: podemos rellenar el de abajo con el ajo y jamón, colocamos el superior y en este colocamos una gamba o langostino pequeño a la plancha ya pelados, o bien cambiamos la gamba por un huevo de codorniz hecho en la misma plancha, o muchas cosas que se os pueden ocurrir y que sean típicas de vuestra zona. ¿Qué tal andáis de imaginación?
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