¿Le
ha ocurrido alguna vez que después de tratar un problema con su cónyuge
acabaron más molestos que cuando empezaron a hablar? En ese caso, usted puede
mejorar la situación. Pero antes que nada, hay algunas cosas que debería saber
sobre las diferentes formas de comunicarse que tienen hombres y mujeres.
LO QUE DEBE SABER
Una
mujer piensa cómo hablar de un problema y un hombre piensa cómo solucionarlo
Las
mujeres prefieren explicar todo el problema antes de escuchar una solución. De
hecho, en ocasiones hablar es la solución.
“Cuando le expreso mis sentimientos a
mi esposo y veo que me entiende, me siento mucho mejor. Normalmente, unos pocos
minutos después de la conversación ya lo he superado” (Sirppa). *
“No puedo pensar en otra cosa hasta que
no le explico a mi esposo cómo me siento. Hablarlo es un modo de zanjar el
problema” (Ae-Jin).
“Es como un trabajo de investigación.
Mientras hablo, voy analizando el problema y trato de entender las causas”
(Lourdes).
Los
hombres tienden a buscar soluciones. Y es que un hombre
se siente útil cuando puede solucionar algo. Para él es la manera de
demostrarle a su esposa que está ahí para ayudarla. Por eso, a los esposos les
desconcierta que no se acepten sus soluciones enseguida. Un esposo llamado Kirk
comenta: “No entiendo por qué quieren hablar de un problema si no es para
hallar una solución”.
Ahora
bien: “La comprensión debe preceder al consejo. Tu compañero/a debe saber que
comprendes el problema, antes de que sugieras una solución. Muchas veces tu pareja
no estará pidiendo en absoluto una solución, sino sólo que escuches”.
LO QUE PUEDEN HACER
Un
consejo para el esposo. Acostúmbrese a escuchar con interés y atención.
Un hombre llamado Tomás dice: “A veces, después de haber escuchado a mi esposa,
me quedo con la idea de que no se solucionó nada. Pero, por lo general, lo que
mi esposa necesita es precisamente eso, que la escuche”. Stephen expresa lo
mismo: “He notado que lo mejor es permitirle a mi esposa que se exprese y no
interrumpirla”. Y añade: “La mayoría de las veces, cuando acaba me dice que se
siente mejor”.
Intente
esto: La próxima vez que su esposa le cuente un problema, resista la tentación
de darle un consejo si no se lo ha pedido. Mírela a los ojos y preste atención
a lo que dice. Asienta con la cabeza cuando esté de
acuerdo. Repita la esencia de lo que ella le dijo para que vea que la entendió.
“A veces, mi esposa solo necesita saber que la comprendo y que estoy de su parte”,
comenta Carlos (texto bíblico clave: Santiago 1:19).
Un
consejo para la esposa. Dígale a su esposo lo que necesita que él haga.
“Quizás esperemos que nuestros esposos sepan qué necesitamos —explica Elena—,
pero a veces hay que decírselo claramente”. Inés propone empezar la
conversación así: “Hay algo que me preocupa, y me gustaría que me escucharas.
No necesito que lo soluciones, pero sí me ayudaría que entiendas cómo me
siento”.
Intente
esto: Si su esposo se apresura a dar una solución, no piense que es un
insensible. Lo más probable es que quiera
aliviarle la carga. “En vez de molestarme —comenta una mujer llamada Ester—,
trato de pensar que mi esposo se preocupa por mí y quiere escucharme. Pero que,
además, me quiere ayudar” (texto bíblico clave: Romanos 12:10).
Un
consejo para los dos. Solemos tratar a los demás como nos gustaría que nos
trataran a nosotros. Sin embargo, para solucionar los problemas, piense en cómo
le gustaría a su cónyuge que lo tratara usted (1 Corintios 10:24). Miguel lo
explica así: “Los esposos debemos estar dispuestos a escuchar y las esposas a
oír soluciones de vez en cuando. Así, cuando cada uno pone de su parte, los dos
salen ganando” (texto bíblico clave: 1 Pedro 3:8).
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