Dios
Padre-Madre, si me uno a ti, me das coraje y haces que la fe sea mi fuente de
energía en los tiempos turbulentos.
Cuando los intereses materiales me tengan dando vueltas en un remolino,
confío y salgo de allí.
Me
dices que mi misión es de amor y no permites que me pierda
con una consciencia anestesiada o que los temores me dominen.
A
veces olvido que estoy acá para amar, no para poseer; que estoy de paso y que el
tiempo vuela.
A
veces me enredo en lo que no cuenta y necesito tu guía
para tomar decisiones acertadas.
Contigo,
Señor, recupero la confianza, replanteo mi vida y me
concentro solo en amarme y amar.
Hoy
elijo nutrirme sin tregua en la fuente espiritual, rompo
las cadenas que me atan y me siento en paz.
Suelto
los apegos, no juzgo y decido actuar como un humilde instrumento de tu amor.
Gracias, Señor, por ser todo para mí.
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