Expertos
descubren de qué forma afecta beber moderadamente alcohol a nuestro cerebro.
El consumo de alcohol es un problema mundial de salud
pública bien conocido y se
recomienda no beber regularmente más de 5 copas de vino o 4 pintas de cerveza a
la semana. Según la OMS, alrededor del 5% de las enfermedades que se
producen cada año en el planeta son causadas por la ingesta de alcohol.
Ahora, un nuevo estudio realizado por la Universidad de
Oxford y el University College de Londres (Reino Unido) concluye que incluso el consumo moderado de
alcohol está relacionado con un mayor riesgo de disminución de la salud mental
y de las habilidades cognitivas.
Los investigadores explican que el vínculo entre el
consumo excesivo de alcohol y lo que esto perjudica al cerebro -incluyendo la demencia y la
degeneración del tejido cerebral- ya ha sido bien estudiado. Sin
embargo, muy pocos estudios han examinado la relación entre el consumo moderado de alcohol y la
salud cerebral, y sus pruebas son en gran medida inconsistentes.
Según la OMS, el 5,1% de la carga mundial de enfermedades
y lesiones son atribuibles
al alcohol. Para analizar este extremo, los expertos examinaron 30 años
de datos (recogidos entre 1985 y 2015) de 550 hombres y mujeres sanos con 43
años de media que participaron en el estudio Whitehall II. Ninguno de ellos
tenía dependencia del alcohol al inicio del estudio.
Los datos incluían información sobre el consumo semanal
de alcohol y medidas sobre la función cerebral y el rendimiento mental. Los
participantes también se sometieron a una resonancia magnética cerebral al
principio y al final del estudio.
Los
resultados revelaron que una mayor ingesta de alcohol estaba vinculada a un
mayor riesgo de atrofia o degeneración de tejido en el hipocampo, una
parte del cerebro crucial para la orientación espacial y la memoria. Este
nefasto vínculo permanecía incluso tras tomar en cuenta factores que podrían
influir en el resultado como el sexo, la edad, los años de educación, el estado
socioeconómico, la actividad social y física, el historial médico, el
tabaquismo y el riesgo de accidente cerebrovascular.
Los
participantes cuya ingesta de alcohol superó las 30 unidades por semana
tuvieron el mayor riesgo de atrofia del hipocampo (tal y como se esperaba); sin
embargo, el análisis también mostró un vínculo con el consumo moderado de
alcohol, que definieron como de 14 a 21 unidades por semana (14 unidades = 5
copas de vino generosas). Esto es, en comparación con las personas que
no bebían, las personas que bebían moderadamente (hasta 7 copas de vino) mostraron un riesgo tres veces
mayor de atrofia del hipocampo.
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