La Dra. Karina Davidson y
un equipo de la Columbia University observaron 10 años a 1.739 hombres y mujeres en Canadá.
Evaluaron el riesgo de enfermedad cardíaca y midieron emociones negativas como depresión, hostilidad y ansiedad.
También emociones positivas como alegría, felicidad, entusiasmo y satisfacción, conocidas como 'afecto positivo'.
Clasificaron el 'afecto
positivo' en cinco niveles desde 'ninguno' hasta 'extremo'. En cada nivel el
riesgo de un mal cardíaco caía 22%.
Según Davidson sería posible ayudar a prevenir la
enfermedad cardíaca incrementando las emociones positivas.
Se cree que las personas que están más
felices tienden a tener períodos más largos de descanso.
Un ser positivo se recupera más rápidamente de eventos estresantes y no pasa mucho tiempo 'reviviéndolos'.
Una actitud emocional y mental positiva nos da energía y
alientos para estar bien cuando otros sucumben.
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