La vida es un cotidiano aprendizaje de
paciencia y tolerancia, de aceptarte y aceptar a los demás.
Y el
día más apacible es aquel
en el cual la tensión no te quema por querer cambiar el mundo.
En
lugar de eso decide hacer
cambios en tu alma con un amor rico en respeto y comprensión.
La paciencia es tu antídoto contra la
rabia y el odio, y
te ayuda a ser calmado con la bondad como inseparable compañera.
Sé firme y no dejas que te maltraten; trata a todos con misericordia y tierna compasión.
Tu
modelo de paciencia es el mismo Jesucristo y con su amor cada día tienes más paz y
armonía en el alma y menos rabia en el corazón.
Cuando eres paciente no te afectan las
acciones de los demás y eres tolerante con sus errores.
Sé cada
día más paciente y más
amoroso.
Dale ese regalo a tu alma y al universo en la siembra de paz y armonía.
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