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LAS MEJORES FRASES CÉLEBRES DE DON QUIJOTE DE LA MANCHA

 

He aquí las mejores frases célebres de Don Quijote de la Mancha, cuyas venturas y desventuras le valieron la mayor de las famas. En sus citas descubrirá el ojo entrenado más sabiduría que en los tratados de los más doctos hombres. Maravíllese el lector con el ingenio del caballero de la triste figura, y decida si estás reflexiones son obra de un loco o del más cuerdo de los hombres.
 
Mejores frases de Don Quijote
Don Quijote soy, y mi profesión la de andante caballería. Son mis leyes, el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal. Huyo de la vida regalada, de la ambición y la hipocresía, y busco para mi propia gloria la senda más angosta y difícil. ¿Es eso, de tonto y mentecato?.
Cada uno es tal como Dios le hizo, y aún peor muchas veces.
 
El crédito debe darse a las obras no a las palabras.
 
Son dos cosas diferentes el amor y el deseo; no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
 
Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es ni utopía ni locura, es justicia.
 
Ladran los perros, Sancho, luego cabalgamos.
 
Aún entre los demonios hay algunos que lo son más que otros, y entre muchos hombres malos suele hallarse uno bueno.
 
Desnudo nací y desnudo me hallo, ni pierdo ni gano.
 
Puede darse el amor sin celos, pero no sin temores.
 
La libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.
 
El que a punto de morir se halla siempre habla lo cierto.
 
El que no sabe gozar de la ventura cuando llega, no debe quejarse cuando pasa.
 
La pluma es la lengua de la mente.
 
Quien anda mucho y lee mucho, ve mucho y sabe mucho.
 
Mejor es ser admirado de los pocos sabios que burlado de los muchos necios.
 
Si dejas de desear el hombre más rico serás.
 
El valor se halla en ese lugar intermedio entre la cobardía y la temeridad.
 
No puede impedirse el viento, pero hay que saber hacer molinos.
 
Hacer el bien a los villanos es como echar agua en el mar.
 
No hay memoria que el tiempo no acabe, ni dolor que la muerte no consuma.
 
Con el sueño has de ser moderado, porque quien no madruga con el sol, no goza del día.
 
En las cortesías es mejor pecar por más que por menos.
 
Nunca vivieron bien crueldad y valentía.
 
Nunca o muy pocas veces se consigue una ambición sin hacer daño a terceros.
 
Sabe más el tonto en su casa que el sabio en la ajena.
 
Sabed Sancho que no es un hombre más que otro sino hace más que otro.
 
No huye el que se retira.
 
La soberbia tiene una hija y es la ingratitud.
 
Cuando entras en el corazón de un amigo, no importa el lugar que ocupes, lo importante es que nunca salgas de ahí.
 
Y ¿dónde has visto tú, o leído jamás, que caballero andante haya sido puesto ante la justicia, por más homicidios que hubiese cometido?
 
Aquel oficio que no da de comer a su dueño, no vale dos habas.
 
Al bien hacer nunca le falta recompensa.
 
Después de a los padres, a los amos se ha de respetar como si lo fuesen.
 
Las tristezas no son propias de las bestias sino de los hombres, pero si los hombres las sienten en demasía se vuelven bestias.
 
Más vale un toma que dos te daré.
 
Siempre deja la ventura una puerta abierta en las desdichas, para dar remedio a ellas.
 
Nunca el consejo de un pobre, por muy bueno que sea, es admitido.
 
Que todavía es consuelo en las desgracias hallar quien se duela dellas.
 
La alabanza propia envilece.
 
Come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.
 
Si algo se gana, nada se pierde.
 
De los mayores pecados que comete el hombre la soberbia es el mayor dicen algunos, pero el desagradecimiento es mayor, digo yo.
 
Es mi parecer y la experiencia lo enseña, que pueden las lágrimas de una mujer ablandar una piedra.
 
A menos que sea la muerte, para todo hay remedio.
 
No hay refrán que no sea cierto, porque todos son hijos de la experiencia, la madre de todas las ciencias.
 
Necio es, muy necio, el que, descubriendo un secreto a otro, le pide de manera encarecida que lo calle.
 
Una confidencia tiene tanto de confianza como de indiscreción.
 
De las miserias suele ser alivio una compañía.
 
Esta que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza, y sobre todo, ciega, y así no ve lo que hace, ni sabe a quien derriba
 
El año que es abundante de poesía, suele serlo de hambre.
 
¿No sabes tú que no es valentía la temeridad?
 
Bien predica quien bien vive.
 
Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades.
 
Amistades que son ciertas nadie las puede turbar.
 
Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dàdiva, sino con el de la misericordia.
 
¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecérselo a otro que al mismo cielo!
 
Más hermoso parece el soldado muerto en la batalla que sano en la huida.
 
La sangre se hereda y la virtud se aquista; y la virtud vale por sì sola lo que la sangre no vale.
 
En las desventuras comunes se reconcilian los ánimos y se estrechan las amistades.
 
Yo sé muy poco, y diría, y está muy puesto en razón que la desesperación no puede ser valentía.
 
El sueño es alivio de las miserias de los que las tienen despiertas.
 
Encomiéndate a Dios de todo corazón, que muchas veces suele llover sus misericordias en el tiempo que están más secas las esperanzas.
 
Los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento, ateniéndome a lo que suele decirse: que de los desagradecidos está lleno el infierno.
 
Tanto más se escudriñan las faltas de un impreso, cuanto mayor es la fama de quien lo compuso.
 
Siendo poeta, podrá ser famoso si se guía más por el parecer ajeno que por el propio.
 
Sé cabal con los hombres, sé cortés con las mujeres. Vive con la imagen de aquella que alienta y justifica.
 
El pudor es un encanto que duplica los encantos de la hermosura.
 
Nunca fue desdichado amor que fue conocido.
 
No hay carga más pesada que una mujer liviana.
 
Las honestas palabras dan indicio de la honestidad del que las pronuncia o las escribe.
 
La abundancia de las cosas, aunque sean buenas, hace que no se estimen, y la carestía son de las malas se estima en algo.
 
El mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero.
 
En los principios amorosos los desengaños prestos suelen ser remedios calificados.
 
Los celos son señales de amor, es como la calentura en el hombre enfermo que a tenerla es señal de tener vida, pero vida enferma y mal dispuesta.
 
Más vale el buen nombre que las muchas riquezas.
 
No puede haber gracia donde no hay discreción.
 
No hay más alta virtud que la prudencia.
 
Si el gobernador sale rico de su gobierno, dicen de el que ha sido un ladrón; y si sale pobre, que ha sido parapoco.
 
Habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala.
 
La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde.
 
La honra del amo descubre la del criado; según esto, mira a quién sirves y verás cuán honrado serás.
 
Más vale la pena en el rostro que la mancha en el corazón.
 
La buena y verdadera amistad no puede ni debe ser sospechosa de nada.
 
Más vale una palabra a tiempo que cien a destiempo.
 
Las armas tienen por objeto y fin la paz, que es el mayor bien que los hombres pueden desear en esta vida.
 
La santidad fingida no hace daño a ningún tercero, sino al que la usa.
 
Es tan ligera la lengua como el pensamiento, que si son malas las preñeces de los pensamientos, las empeoran los partos de la lengua.
 
La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre nada sobre la mentira como el aceite sobre el agua.
 
Nada hay más pequeño que un grande dominado por el orgullo.
 
No cargues todo el rigor de la ley al delincuente; que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo.
 
Por eso juzgo y discierno, por cosa cierta y notoria, que tiene el amor su gloria a las puertas del infierno.
 
Opinión fue de no sé qué sabio, que no había en todo el mundo una sola mujer buena, y daba por consejo que cada uno pensase y creyese que aquella buena es la suya, y así viviría contento.
 
Por la calle del ya voy, se va a la casa del nunca.
 
Se breve en tus razonamientos, que ninguno hay gustoso si es largo.
 
Todos los vicios, Sancho, traen un no se qué de deleite consigo: que el de la envidia no trae sino disgustos.
 
Siempre los ricos que dan en liberales hallan quien canonice sus desafueros y califique por buenos sus malos gustos.
 
No hay libro tan malo que no tenga algo bueno.
 
Me moriré de viejo y no acabaré de comprender al animal bípedo que llaman hombre, cada individuo es una variedad de su especie.
 
Qué locura o desatino me lleva a nombrar las faltas ajenas, teniendo tanto que comentar de las mías?
 
No le des importancia al resultado, valora el esfuerzo.
 
Con la iglesia hemos dado, Sancho.
 
La guerra, así como es madrastra de los cobardes, es la madre de los valientes.
 
Préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio.
 
¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!
 
Después de las tinieblas espero la luz.
 
El retirar no es huir, ni el esperar es cordura, cuando el peligro sobrepuja a la esperanza.
 
Uno de los efectos del miedo es turbar los sentidos y hacer que las cosas no parezcan lo que son.
 
¿Cuán menos son los premiados por la guerra que los que han perecido en ella?
 
La historia es como cosa sagrada, porque ha de ser verdadera, y donde está la verdad, está Dios, en cuanto a verdad.
 
Es menester tocar las apariencias con la mano para dar lugar al desengaño.
 
Esta que llaman necesidad adondequiera se usa y por todo se extiende y a todos alcanza, y aún hasta los encantados no perdona.
 
Todo lo que suele adquirir un gobernador discreto suele perder y derramar una mujer rústica y tonta.
 
Si ella fuere buena, fiel y verdadera, tendrá siglos de vida; pero si fuere mala, de su parto a la sepultura no será muy largo el camino.
 
El vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra.
 
La senda de la virtud es muy estrecha, y el camino del vicio, ancho y espacioso.
 
Los historiadores que de mentiras se valen habían de ser quemados como los que hacen moneda falsa.
 
Ésa es natural condición de mujeres, desdeñar a quien las quiere y amar a quien las aborrece.
 
La poesía tal vez se realza cantando cosas humildes.
 
¡Celos, cuchillos de las más firmes esperanzas!
 
Cada cual, Sancho, es hijo de sus obras.
 
Frases de Don Quijote a Dulcinea
De los amores narrados en las antiguas novelas de caballería ninguno iguala al de Don Quijote por Dulcinea del Toboso, que sirvió de inspiración al Caballero de la Triste Figura en sus más hermosas frases:
 
¡Oh señora de la hermosura, esfuerzo y vigor del debilitado corazón mío! Ahora es tiempo que vuelvas los ojos de tu grandeza a este tu cautivo caballero, que tamaña aventura está atendiendo.
 
¡oh bella ingrata, amada enemiga mía!, del modo que por tu causa quedo: si gustares de acorrerme, tuyo soy; y si no, haz lo que te viniere en gusto, que con acabar mi vida habré satisfecho a tu crueldad y a mi deseo.
 
Ella pelea en mí y vence en mí, y yo vivo y respiro en ella, y tengo vida y ser .
 
En decir que maldecía mi fortuna dijiste ma; porque antes la bendigo y bendeciré todos los días de mi vida, por haberme hecho digno de merecer amar tan alta señora como Dulcinea del Toboso.
 
Porque has de saber, Sancho, si no lo sabes, que dos cosas solas incitan a amar, más que otras, que son la mucha hermosura y la buena fama, y estas dos cosas se hallan consumadamente en Dulcinea, porque en ser hermosa, ninguna le iguala, y en la buena fama, pocas le llegan.


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