En la Roma Imperial ya se organizaban
grandes espectáculos: combates de gladiadores, carreras de cuádrigas, luchas de
fieras, representaciones teatrales, náuticas,… Este divertimento y la
distribución de alimentos de manera gratuita se convirtieron en las dos grandes
herramientas de control social. Es lo que se ha llamado tradicionalmente la
política del “pan y circo” para el pueblo.
Muchos
de estos espectáculos tuvieron
un origen religioso con un carácter sagrado y ritual hacia las almas de
los difuntos. Poco a poco, con el tiempo, se fue perdiendo ese carácter sagrado y se fueron
profesionalizando para el gusto del público. Es así como surge el ocio
en la Roma Republicana para ganarse a la plebe.
Pero no solamente los espectáculos,
sino también se repartía al pueblo, en tiempos de hambruna, alimentos. Básicamente pan o trigo con el
fin de calmar los ánimos estomacales de Roma.
Algunos de los anfiteatros donde tenían
lugar estos espectáculos son el Coliseo de Roma, el de Segóbriga, Cartago,
Lixus o Nimes.
También estaban los circos. Éstos eran de construcción longitudinal con una
pista de arena dividida por una spina o mediana. La spina iba generalmente
adornada con estátuas y obeliscos. En la pista tenía lugar carreras de cuádrigas. El circo más célebre de
Roma fue el de Máximo con capacidad para más de 300.000 espectadores.
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