Mira, no pido mucho, solamente tu mano, tenerla como un
sapito que duerme así contento. Necesito esa puerta que me dabas para entrar a tu mundo,
ese trocito de azúcar verde, de redondo alegre.¿No me prestas tu mano en esta
noche de fin de año de lechuzas roncas? No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo, el durazno sedoso de la palma y
el dorso, ese país de azules árboles. Así la tomo y la sostengo, como si de ello
dependiera muchísimo del mundo, la sucesión de las cuatro estaciones, el canto
de los gallos, el amor de
los hombres.
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