El
azúcar se ha convertido en un producto tan cotidiano que a menudo lo consumimos
sin pensar en las consecuencias de ingerirlo. Pero este placer fácil y
accesible tiene una cara oculta muy desagradable, advierten los médicos.
Para concienciar una vez más sobre el impacto de esta
droga blanca legal en nuestro cuerpo, la revista ‘Time’ ha recopilado ocho hechos de cómo el azúcar
afecta a nuestra fisiología y por qué debemos reducir su presencia en
nuestra dieta.
1.
El cerebro funciona peor
Según el endocrinólogo Robert Lustig, una dieta con altas
cantidades de azúcar y fructosa hace que el proceso de aprendizaje y
memorización sea más difícil.
2.
Tenemos más hambre
Al activar las zonas de placer en el cerebro, así como el
centro del apetito, el azúcar puede interferir con el sentimiento de saciedad.
Es decir, una galleta no puede frenar el deseo de comer más dulces.
3.
Envejecemos más rápido
El azúcar puede disminuir la reparación del colágeno, la
proteína que proporciona un aspecto saludable a nuestra piel, lo que resulta en
una reducción de su elasticidad y la aparición de arrugas prematuras.
4.
Engordamos
El exceso de fructosa y glucosa se convierte en grasa en
el hígado, lo que aumenta el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades
cardiovasculares.
5.
Se dañan los tejidos
El azúcar acelera el proceso de oxidación en nuestras
células, por lo que las proteínas, tejidos y órganos enteros pueden resultar
dañados. Esto incrementa el riesgo de sufrir enfermedades hepáticas,
insuficiencia renal y cataratas.
6.
Crea adicción
Comer azúcar lleva a la liberación de dopamina, el
neurotransmisor que nos hace querer más de lo que nos provoca placer. A medida
que las neuronas receptoras de dopamina se sobreestimulan, el número de
receptores que responden disminuye, de manera que cada vez se necesita una
mayor cantidad de dopamina para obtener el mismo placer.
7.
Los dulces causan aún más estrés
Los dulces pueden disminuir el cortisol, la hormona del
estrés, pero solo a corto plazo. Y es que el consumo continuo de carbohidratos
refinados azucarados aumenta el riesgo de resistencia a la insulina, que afecta
el cuerpo desde el interior. Para calmarse es mejor sudar que comer: “El
ejercicio es el mejor tratamiento para el estrés. Te hace sentir bien y reduce
el cortisol”, señala el doctor Lustig.
8.
La energía sube, pero luego baja
Los carbohidratos refinados, como los del pan blanco y la
pasta, causan un aumento rápido de la glucosa en la sangre, por lo que uno se
siente más enérgico durante un tiempo. Sin embargo, este aumento de la energía
a corto plazo puede hacer que al cabo de cierto tiempo nos sintamos más
cansados.
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