Vivir bien no se trata de demostrar que eres mejor que los demás.
Vivir bien es demostrar a los demás que eres una persona auténtica y que tienes tu propia perspectiva de vida.
Vivir bien no es satisfacer la necesidad de tener o conseguir.
Vivir bien se trata de ser realmente agradecidos con Dios por las situaciones que nos ofrece en cada momento, y por las decisiones que tomamos para mejorar.
Vivir bien nunca puede significar tratar mal o insultar a otros. Por el contrario, la forma más segura de vivir bien es ayudando a otros a levantarse, a servirles y entre todos a salir adelante.
El que vive bien no está esperando el amor que algún día vendrá. Vivir bien es vivir bien ya.
Vivir bien está siempre a su alcance, esté donde esté
y haga lo que haga.
Dale a tu vida el
valor excepcional que debe tener, y que deberías estar viviendo. Implica
revisar tus pensamientos, tus sentimientos y tus acciones.
Vivir bien es celebrar
cada momento y celebrar la belleza de de todo lo que te rodea, de todos los
dones y posibilidades que Dios de ha dado.
Esa es la verdadera alegría de vivir bien.
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