Toda enfermedad tiene un sentido
oculto, trae una valiosa enseñanza y llama a un cambio positivo.
Es una
gran verdad que el agudo escritor húngaro Sandor Marai, 1900-1989, profundiza
con sapiencia en su lúcida novela La hermana:
“¿Cómo la mentira de una vida ha
llegado a traducirse en enfermedad?
¿Cómo se ha convertido lo que había en
el alma en datos clínicos: cálculos, acidez, trombosis o…?
La
mentira que el día anterior se llamaba trabajo o deber, ambición o amor o vida
familiar.
Un día grita que ya no soporta su
entorno, o su propia vanidad o la rutina con que has pretendido tapar el vacío
de una vida.
Sigue
gimiendo y gritando porque ya no aguanta la mentira transformada en enfermedad.
La vida es veneno si no creemos en
ella, si ya no es más que un instrumento para colmar la vanidad, la ambición y
la envidia”.
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