No
desperdicies tu energía siendo resentido y culpando a los demás por todo. Sólo
tienes que ir adelante y hacerle alegremente frente a lo que venga.
No vivas quejándote siempre de los problemas, ni vivas
siempre preocupado por los desafíos. En su lugar, debes estar agradecido con Dios por lo que tu eres capaz
de hacer para resolver esos problemas.
Es mucho que tu puedes lograr si simplemente te sales de
tu propio camino.
Ponte a pensar en lo que estás haciendo, pero no dejes
que pensamientos negativos se interpongan en tu camino. Anticipate a los posibles problemas, pero no dejes
que problemas imaginarios te impidan avanzar.
Tu debes agradecer a Dios al despertar cada mañana y
vivir sin ningún tipo de limitaciones autoimpuestas.
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