Toda flor desea su fruto,
todo amanecer se encamina al
crepúsculo,
nada eterno hay en la tierra,
excepto la transformación y la fuga.
También el más bello verano
quiere sentir alguna vez el otoño y lo
caduco.
Detente,
hoja, sé paciente y silenciosa
cuando el viento desee llevarte.
Sigue jugando tu juego, no te detengas,
deja, tranquila, que las cosas ocurran.
Permite
que el viento que te arranca
sople y te conduzca a casa.
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