No
tenía tetas todavía, ni sabía cocinar cuando llegué a Manizales ––me dijo la
tía Clara mientras servía un aguardiente amarillo–– me quedé soltera en aquella
época y me llamaban despectivamente QUEDADA o Solterona.
El matrimonio y la reproducción era el único destino
posible para las mujeres, pero a mí me gustaba escribir. Eso no le gustó al
Padre Ocampo y yo le pregunte:
––¿Si
el matrimonio es tan bueno, porque ustedes los curas no se casan?
––Tampoco le gustó la pregunta y me puso de ejemplo a mi
amiguita Fecunda que se casó a los 13 con un Heliodoro Jaramillo de Abejorral y
fue tanta la prisa que se dieron en tener hijos para el cielo y peones para la
finca que cuando cumplió escasos 26 años, Fecunda Barriga de Jaramillo ya tenía 23.
––¿23
hijos? ¿No estará exagerando un poco tía?
––Es que venían de a dos. Menos mal que tenía también dos
tetas grandes para alimentar los nenés mientras les salían los dientes para
poder morder la arepa. Pero
la dejaban escurrida y eso que se comía una gallina diaria durante los cuarenta
días de la dieta.
––¿Una gallina diaria tía? ¿Y a eso le llama usted DIETA?
––No sea empalagoso sobrino. Así eran las épocas y además
tapaban las rendijas de la alcoba para que no entrara luz, ni aire que eran
dañinisimos para la recién parida. El olorcito ya se lo puede imaginar.
La crianza de los 23 salió barata. Los niños no usaban zapatos, la
ropa la remendaban y después la heredaban. Las niñas mayorcitas cuidaban a los
niños (era un entrenamiento). No había que darles estudio y no existía la
ortodoncia que es carísima.
Cada
niño trae su pan bajo el brazo, decía Heliodoro el papá, pero pensaba
era en que trajera EL BRAZO para su primer trabajito que era cargar la comida
hasta el cafetal. Eso lo
llamaban GARITIAR.
Fecunda que era muy católica bautizó sus dos primeras
mellizas María e Isabel en honor de la Virgen y su prima. Pero a María la
llamaron María Belén para que no la confundieran con María Magdalena de dudosa
reputación porque le lavó los pies al señor y quien sabe que más le lavaría.
Al año siguiente nacieron dos niños a los que bautizó Juan Bautista Jaramillo
que fue poeta y José Jaramillo que fue político. Qué destinos tan opuestos para
unos mellizos.
Después se vinieron por parejas los doce apóstoles Pedro
y Pablo, Tomas y Mateo, Santiago y Felipe hasta llegar a Judas. Judas Tadeo le pusieron para evitar
confusiones con Judas Iscariote el traidor de Cristo, quien luego fue gerente
de la federación de cafeteros. No el traidor, sino el hijo de Fecunda.
Estaba ruñendo Fecunda el ultimo huesito de la gallina
numero cuarenta cuando entró don Heliodoro con su escopeta de dos cañones y la preñó con los dos
reyes magos: Gaspar y Baltazar Jaramillo. No hubo Melchor ¿Un JARAMILLO
con nombre de negro? No señor, así fuera mago y así fuera rey.
Los negros no gustaban en Manizales. Cuando el cura hacia
el pesebre en vivo en la iglesia, el puesto de Melchor siempre quedaba bacante
Doña
Fecunda agotó los nombres de los santos y siguió con los Ángeles: Ángel
Jaramillo que fue médico y Arcángel Jaramillo que fue enfermo. Al año siguiente
parió un Querubín que se fue de cura y un Serafín que no sirvió para nada.
En todas esas familias numerosas siempre había un vago, un cura, un marica y
una puta.
Al año siguiente
nació por fin Jesús, el único hijo que no tuvo mellizo porque Jesús es
dios y es solo uno y no tiene igual ninguno.
––Ahí están sobrino, los 23 Jaramillos ––Dijo mi tía y se
sirvió otro amarillo.
––Yo tengo un amigo Jaramillo ––le dije a mi tía––Se
llama Diego Jaramillo es filósofo y poeta.
––De cuales Jaramillo será? ¿Diga a ver por donde tienen
la finca?
––No tienen finca, tía.
––Aaaaaaaaah.
––dijo arrastrando la vocal con decepción–– esos son Jaramillos chiviaos, hijos
naturales de Heliodoro.
Tuvo muchos porque andaba más que un perro con tres
güevas y le gustaba PONER EN EL MONTE. Con decirle que una vez pasó por una finca en el páramo y
salió un muchachito a pedirle un centavito para un dulce.
––¿Usted es hijo de quién? ––le pregunto el viejo montado
en su caballo.
––De
don Heliodoro Jaramillo ––contestó orgulloso el mocoso.
––Eso por callado se sabe. ––replicó el patriarca–– Yo
quiero saber es quién es su mamá.
Conclusion Final:
Cuando Heliodoro murió, Fecunda pensó que si lo metían
entero en una tumba, era capaz de levantarse y largarse pa Pereira a culiar, entonces lo hizo cremar.
Pero
no había dinero para ir a botar las cenizas al mar. Entonces Fecunda tuvo su único
gesto de rebeldía en la vida. No llamó al cura, sino que reunió a los hijos en
sencilla ceremonia en el baño de la casa y echó las cenizas por el inodoro: ¡Al
mar van a dar, tarde o temprano! Disque dijo, mientras se enjugaba una lagrima
y bajaba la palanca.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios