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CAMBIA TU REALIDAD Y DEJA DE SER VÍCTIMA DE LAS CIRCUNSTANCIAS CONTROLANDO TUS PENSAMIENTOS Y SENTIMIENTOS

 


¿Sientes que por más que te esfuerzas nada cambia?

No basta con desear con todas tus fuerzas, es necesario alinear los deseos y pensamientos para poder “vibrar” y crear tu realidad. Hay que dejar de creernos víctimas de las circunstancias y comenzar a crear nuestra propia realidad, es un trabajo de adentro hacia afuera y no al revés.

La física cuántica, sostiene que la materia está compuesta del 99.99999% de energía (intangible) y un 0.000001% de partículas (tangible). La mayoría de las personas nos enfocamos en la parte tangible.

La materia es más energía que partículas

Toda la materia emite siempre un patrón energético. Tú emites un patrón energético con ciertas características, tus estados mentales modifican de forma consciente e inconsciente estas características.

Una emoción positiva intensa más una intención (pensamiento u objetivo claro) pueden lograr cambios.

Los pensamientos envían una señal eléctrica al campo y nuestros sentimientos atraen magnéticamente situaciones en la vida. A esto lo podemos llamar huella electromagnética.

En el campo cuántico (entorno) existen todo tipo de experiencias (son infinitas posibilidades) ejemplo: salud, creatividad, riqueza. Al cambiar tu huella electromagnética puedes hacer que dicha huella “haga match” con alguna experiencia existente en el campo cuántico. Cuando esto sucede (cuando “vibras” igual que la experiencia que quieres obtener) es ahí cuando tu realidad cambia, se puede decir también que la realidad nos encuentra. El campo cuántico es donde convergen todas las experiencias y sucesos que queremos atraer.

Debemos pensar, sentir y actuar de diferente forma si queremos un cambio. Es decir, poner en la misma sintonía a mente (pensamientos) y corazón (sentimientos)

Los pensamientos son el lenguaje del cerebro y los sentimientos del cuerpo.

Si tienes los mismos pensamientos y sentimientos, seguirás creando la misma realidad de siempre.

Nuestro cerebro no distingue el mundo interior de lo vivido en el mundo exterior. Al practicar mentalmente repetidas veces una nueva forma de pensar, obrar o ser, “instalarás” una configuración neuronal adecuada para prepararte fisiológicamente para la nueva situación deseada.

Hay una relación muy poderosa entre mente y cuerpo. Los pensamientos están relacionados con la mente (cerebro) y los sentimientos con el cuerpo. Cuando ya no somos conscientes de lo que pensamos, hacemos o sentimos, vivimos en la inconsciencia, nos dejamos llevar por los hábitos (vivimos en piloto automático).

El mayor hábito que debemos dejar es el de ser el mismo de siempre

Vivimos en el pasado porque el cuerpo está acostumbrado a memorizar los registros químicos de las experiencias pasadas que luego se apegan a las emociones y estas emociones luego serán desatadas por los sucesos pasados (recuerdos).

En el presente es donde existen simultáneamente todas la posibilidades en el campo cuántico. Cuando estamos presentes, vivimos “el momento”. Pero cuando vivimos en el pasado, no existe ninguna de estas nuevas posibilidades.

Vivimos en el pasado porque el cuerpo está acostumbrado a memorizar los registros químicos de las experiencias pasadas que luego se apegan a las emociones. Estas emociones son desatadas por recuerdos (pasado). Es un ciclo difícil de romper.

Nuestro estado energético natural debería ser la creación (sentirse tranquilo, relajado, concentrado, etc.) sin embargo, vivimos en constante estrés.

Si anticipamos o recordamos una experiencia que nos produce una respuesta de estrés el cuerpo está existiendo en el futuro o en el pasado. Si gastas toda tu energía en problemas pasados o futuros del mundo exterior te quedará poca energía para tu mundo interior.

Vivimos activando el estrés de forma constante, esto hace pensar a la mente que se encuentra en peligro. Cuando esto sucede, nos centramos en 3 elementos:

-       El cuerpo (“debo protegerlo”),

-       El entorno (“¿a dónde puedo ir para huir de la amenaza?”) y

-       El tiempo (“¿por cuánto tiempo debo evitar la amenaza?”).

A estos se les llama Los tres grandes. Vivir en un estado permanente de supervivencia hace que nos centremos en el 0.000001% de la realidad en lugar de hacerlo en el 99.99999%

Para poder cambiar cualquier aspecto de tu vida, debes trascenderlo. Para poder controlar los Tres Grandes (cuerpo, entorno y tiempo) , debes dejarlos atrás.

Si deseas crear un nuevo yo, primero debes tomar conciencia. Esto lo puedes hacer de la siguiente forma:

-       Por medio de la metacognición: que es el poder observar nuestros pensamientos. Podemos decidir cómo NO queremos seguir siendo. Allí donde pones la atención, pones la energía. Observa las ideas que tienes sobre la vida, sobre ti, sobre los demás.

-       Crear una mente nueva: Para este paso es bueno entrar en un estado de curiosidad. Hazte de forma frecuente las siguientes preguntas: ¿Cómo sería si…? ¿Cuál es la mejor forma de…? ¿Qué sucedería si yo fuera esta persona, viviendo esta realidad…? Las respuestas crearán una mente nueva porque tu cerebro empieza a funcionar de distinta manera.

Haz que el pensamiento sea más real que ninguna otra cosa: aquí entras en un estado creativo, es decir, dejas de percibir los estímulos externos.

Un cambio conlleva a nuevas formas de pensar, actuar y ser. Pero se puede pasar de pensar a ser (sin pasar por la etapa de actuar), esto lo logra la meditación.

Para que nuestra vida cambie, primero debemos cambiar nuestros pensamientos y sentimientos, después, hacer algo para tener una nueva experiencia, la cual nos proporcionará un nuevo sentimiento y luego, memorizar ese sentimiento hasta que se convierta en un estado del ser (que sea parte de nosotros).

Disponemos de 3 cerebros, los cuales nos ayudarán a cambiar el hábito de ser el mismo de siempre:

-       Neocorteza: Cerebro pensante. La Neocorteza procesa los conocimientos y luego nos anima a vivir lo aprendido. Nos permite aprender, recordar, analizar, crear… es donde se almacena la información sensorial, nos conecta con la realidad exterior. Su lema: “Los conocimientos son para la mente” Se ocupa de procesar las ideas que aún no has experimentado para que las apliques en el futuro.

-       Cerebro medio límbico: emocional. El cerebro Límbico, produce sustancias químicas para ayudarte a recordar las experiencias. Ayuda a formar recuerdos a largo plazo. Puedes recordar mejor cualquier experiencia porque te acuerdas cómo te sentiste cuando ocurrió. Lema: “las experiencias son para el cuerpo”.

-       Cerebelo: sede en la mente subconsciente. En el Cerebelo se almacenan los pensamientos, las actitudes y las conductas habituales. Es la parte más activa del cerebro, considéralo como un microprocesador y el cetro de memoria del cerebro. Es la sede de los recuerdos no declarativos, significa que has hecho algo tantas veces que lo haces sin darte cuenta, es un acto tan automático que te cuesta declarar o describir cómo lo realizas.

Podemos crear un nuevo estado del ser antes de haber vivido la experiencia física, aquí es donde entra en juego la meditación. La meditación nos permite cambiar el cerebro, el cuerpo y nuestro estado del ser. Por medio de la meditación podemos instalar los programas neurológicos necesarios.

La meditación hace que el pensamiento se transforme en una experiencia y en cuanto esto sucede, la experiencia generará un sentimiento, una emoción. Cuando esto ocurra, tu cuerpo no distinguirá una situación que sucede en la realidad o en tus pensamientos.

Un nuevo estado del ser => una nueva personalidad => una nueva realidad personal.

Cuando memorizamos estados emocionales adictivos, como la culpabilidad, la vergüenza, la ira, el miedo, la ansiedad, el odio, entre otras, creamos un vacío entre quien aparentamos ser y quién somos en realidad. Lo primero es cómo queremos que los demás nos vean. Lo segundo es nuestro estado del ser cuando no estamos interactuando con las distintas experiencias, cosas y personas en diferentes momentos y lugares de nuestra vida.

El tamaño del vacío varía de una persona a otra “quién somos en realidad” y “quien aparentamos ser” están separados por los sentimientos memorizados en distintos momentos de nuestra vida (basados en experiencias pasadas). Cuanto más grande sea el vacío, más adictos somos a las emociones memorizadas.

¿Cómo puedes ser más observador, romper los vínculos emocionales con el cuerpo, el entorno y el tiempo y cerrar el vacío? La respuesta es sencilla: con la meditación.

Según el modelo de meditación con el que trabajarás, todo cuanto necesitas hacer es recordar quien NO quieres seguir siendo, hasta el punto de desactivar y desconectar tu antigua mente para que no siga enviando las mismas señales a los mismos genes.

Después debes contemplar a diario quién quieres ser. De este modo activarás y conectarás nuevos niveles mentales, con lo que entrenarás emocionalmente tu cuerpo para que se habitúe a esta mente nueva y surja de manera automática.

La meditación abre la puerta que separa la mente consciente de la subconsciente. Meditamos para entrar en el sistema operativo del subconsciente, donde residen todos los hábitos y conductas negativas, y cambiarlos por otros más provechosos que nos apoyen en la vida.

La mejor hora para meditar: por la mañana y por la noche.

El objetivo principal de la meditación es dejar de poner atención en el entorno, el cuerpo y el paso del tiempo para fijarte en tus intenciones y pensamientos, en lugar de en todas las cosas exteriores.

Al principio, como no estás acostumbrado a meditar, tal vez te sientas agitado o incómodo. No te preocupes. Significa que tu cuerpo se resiste a un nuevo proceso de entrenamiento. Tenlo en cuenta antes de empezar y relájate.

Es más fácil adquirir y realizar cualquier habilidad cuando a base de repetirla dominas una pequeña tarea.

Este método consta de los siguientes pasos realizados en 4 semanas (puedes tomarte más tiempo si lo deseas) empieza cada sesión con los pasos previos que has aprendido la semana anterior y después agrega los pasos nuevos de esa semana.

1.    Preparación.- Lee cómo se hace cada paso, (puedes grabarlas con tu voz leyendo un texto incluido en el libro, si lo quieres, deja tu correo en los comentarios y te lo comparto),elimina todas las distracciones. Prepara el cuerpo: debes tener una postura adecuada, derecho, con la espalda erguida, cuello enderezado, los brazos y las piernas descansando apoyados y quietos, y el cuerpo relajado.

Lo mejor es meditar sentado con la espalda recta en una silla cómoda, sin cruzar las piernas.

2.    Cuánto tiempo meditar.- Empieza cada sesión con una inducción de 10-20 minutos. A medida que añadas pasos, ve alargando la sesión destinando 10-15 minutos a cada paso. Cuando domines tu meditación diaria te tomará entre 40-50 minutos.

3.    Inducción partes del cuerpo: Aunque parezca contradictorio, esta técnica consiste en concentrarte en el cuerpo y el entorno. Cuando estás fijándote en distintos aspectos del cuerpo, piensas menos, tus pensamientos van menos al pasado y al futuro, tu foco de atención se vuelve más amplio.

¿Cómo se realiza? Concéntrate en el cuero cabelludo, después en la nariz, los oídos y en otras partes, ve descendiendo por el cuerpo hasta concentrarte en las plantas de los pies. El paso de una parte a otra del cuerpo y el énfasis que se dé a los espacios que ocupan y en los que están incluidas, es el secreto de esta técnica. Ahora, advierte la zona que rodea tu cuerpo y el espacio que ocupa. Por último, de la zona que ocupa en el espacio la habitación en la que estás. Percibe el volumen que llena. Cuando llegues a este punto, tu cerebro empezará a cambiar sus patrones de ondas desordenados por otros más equilibrados y ordenados.

Inducción del agua ascendiendo: Imagina que la habitación donde estás sentado se va llenando de agua poco a poco. El agua te empieza a cubrir los pies, las espinillas y las rodillas, luego te va llegando a la altura de tu regazo, el estómago y pecho, te cubre los brazos, cuello, barbilla, labios, cabeza, hasta que la habitación se llena de agua. (A algunas personas les resulta incómoda esta técnica)

Dedica unos 20 minutos a la inducción con cualquiera de las dos técnicas anteriores.

4.    Reconoce: Identifica el problema. Revisa tu vida cada día, hazte varias preguntas y escribe las respuestas: ¿Qué clase de persona he estado siendo?, ¿Qué clase de persona aparento ser ante el mundo?, ¿Qué clase de persona soy por dentro?, ¿Siento cada día alguna sensación (con la que incluso lucho) a diario?, ¿Cómo me describirían mis amigos y familia?, ¿Hay algo de mí que oculte a los demás?, ¿Qué es lo que quiero cambiar de mí?. Ahora, elige un estado emocional negativo tuyo, un estado mental limitador, un hábito de ser el mismo de siempre que quieras eliminar y escríbela. Ejemplo de emociones: inseguridad, odio, vergüenza, tristeza, envidia, miedo, frustración… Al principio es importante trabajar con una sola emoción. Observa la sensación que la emoción negativa te produce en el cuerpo y cierra los ojos. Observa tu cuerpo con la mente y advierte el área en la que sientes esta emoción. Observa ahora el estado de tu cuerpo. Advierte lo que ocurre fisiológicamente en este momento y no intentes huir de ello. Obsérvalo simplemente. Sé consciente de esta emoción en ti y siéntela como energía en tu cuerpo. Ahora, hazte esta pregunta: ¿Cómo pienso cuando me siento así?. Ahora sé consciente de lo que piensas cuando te sientes así o recuérdalo.

5.    Admite y declara: Admitir quién somos en realidad y los errores que hemos cometido y pedir ser aceptados es una de las cosas que más nos cuesta hacer. Es necesario entrar en una conciencia nueva, es la conciencia de la intención y la energía del amor incondicional. A esta energía le es imposible juzgar, castigar, amenazar o prohibir nada a nadie. No da más que amor, compasión y comprensión

6.    Declara: En esta parte de la meditación, mientras estás sentado con la espalda derecha y ojos cerrados, abre la boca y di en voz baja la emoción que estás declarando, por ejemplo: ira. Haz que este paso sea sencillo, fácil y alegre. No analices demasiado lo que has hecho. Simplemente sé consciente de que la verdad te liberará.

7.    Entrégate. Debes renunciar a lo que crees saber, sobre todo, debes renunciar a tus ideas de cómo resolver el problema. Cierra los ojos y empieza a familiarizarte con lo que deseas decir. Pide ayuda al universo y entrégale tu estado mental negativo, pídele que tome esa parte tuya y la reorganice en algo mejor. Algunas personas entregan una nota de lo que quieren abandonar en una caja o cruzan una puerta. Sólo imagina que te desprendes de ello. Lo que importa es tu intención. Finalmente, da las gracias por la realidad que se materializará en tu vida.

8.    Observa y recuerda. En este paso observas tu antiguo yo y recuerdas quién no quieres seguir siendo. Sé consciente de tus estados mentales habituales, conoce tus pensamientos y acciones derivados de tus antiguos sentimientos, para que los adviertas en la vida cotidiana. Detecta tus pensamientos automáticos limitadores como: “nunca encontraré trabajo”, “nadie me escucha” “mi vida es así por su culpa”...  Cuando conozcas a la perfección tus pensamientos y reacciones habituales ya no te pasarán desapercibidos. Y los preverás antes que aparezcan. En este paso tu objetivo es ser consciente.

9.    Redirige. Este paso te permite de una forma más consciente y racional recuperar el control para eliminar el hábito de ser el mismo de siempre. Imagínate una situación en la que estés pensando y sintiendo algo en concreto sin darte cuenta. Di: “¡Cambia!”. Cuando en la vida real te descubras teniendo un pensamiento limitado ¡Esto no es bueno para mí!.

10. Crea y repasa: Aquí aprenderás a crear tu nuevo yo y cómo realizar el repaso mental. Hasta el momento te has dedicado a eliminar las viejas conexiones sinápticas. Ha llegado la hora de generar otras nuevas para que la mente nueva que vas a crear sea la plataforma de la persona que serás en el futuro. En este paso empezarás haciéndote algunas preguntas abiertas. Mientras te hacen especular, pensar de manera distinta a la habitual y contemplar nuevas posibilidades, tu lóbulo frontal se activará.

Estas son las preguntas:

-       ¿Cómo quiero pensar?

-       ¿Cómo pensaría esta nueva persona (mi yo ideal) en la que quiero convertirme?

-       ¿En qué pensamientos quiero invertir mi energía?

-       ¿Cuál es mi nueva actitud?

-       ¿Cómo quiero actuar?

-       ¿Cómo me gustaría que actuara esta persona?

-       ¿Qué es lo que ella haría?

-       ¿Cómo me quiero sentir?

-       ¿Qué es lo que sentiría si lo fuera?

-       ¿Cómo sería mi energía según este nuevo ideal?

Ahora, tras haber estado reflexionando en tus respuestas, es hora de repasarlas. Repasa cómo pensarás, obrarás y sentirás cuando seas esta nueva persona.

La repetición refuerza los circuitos duraderos y activa genes nuevos para que al día siguiente vuelvas a hacerlo con más facilidad. El objetivo de este paso es reproducir el mismo estado del ser para que se vuelva más natural en ti. Tu nueva personalidad debería producir una nueva realidad. En otras palabras, cuando estás siendo otra persona, tu vida ya no es la misma.

Visualiza con claridad la imagen de cada manifestación durante varios segundos y luego deja que se vaya al campo cuántico para que una mente superior se ocupe de materializarla.

Y en último lugar, no intentes averiguar cómo, cuándo, dónde o con quién se materializará la realidad deseada. Deja todos los detalles en manos de una mente que sabe más que tú. Lo que has creado llegará de una forma impensada y sorprendente.

11. Demuéstralo y sé transparente: vive tu nueva realidad. Demostrar que has cambiado significa que has memorizado un estado interior que es más fuerte que cualquier estímulo exterior. Como las emociones se almacenan en el sistema de memoria del subconsciente, tu tarea consiste en mantener el cuerpo alineado con tu nueva mente para que nada de tu entorno te haga volver emocionalmente a la realidad de antes.  En resumen, demostrarlo es vivir como si tus plegarias ya hubieran sido escuchadas. Es alegrarte por tu vida nueva con una mayor expectación y entusiasmo. No puedes crear una personalidad nueva en tu meditación y vivir el resto del día como tu antiguo yo. Si mantienes este nuevo estado mental y físico a lo largo del día, algo distinto ocurrirá en tu vida.

¿Y qué clase de respuestas presenciarás en tu vida? Te llegarán sincronicidades, oportunidades, coincidencias, un estado de fluir, cambios espontáneos, una mejor salud, descubrimientos interiores, revelaciones, experiencias místicas y nuevas relaciones, por citar algunas.

Y lo más curioso es que cuando llegas a este espacio desde el cual puedes crear cualquier cosa, ya no necesitas nada, porque el estado de carencia y vacío desde el que deseabas más ha sido reemplazado por una profunda sensación de plenitud...

 

RESUMEN:

Somos casi energía pura, las experiencias aprendidas (buenas o malas) se vuelven parte de nuestra forma de ser, estas experiencias crean emociones y comportamientos que a lo largo del tiempo nos hacen vivir en “piloto automático”. De esta forma creamos un campo energético inconscientemente con características muy específicas (mala salud, problemas económicos, etc). Este campo atrae situaciones iguales o parecidas a las que vibramos. Estas energías son como programas instalados en nuestra mente. Es necesario desinstalar estos programa e instalar unos nuevos para cambiar nuestro campo energético y atraer todo lo que queremos. ¿Cómo se logra? Meditando. Para aprender a meditar debes seguir este  programa que dura 4 semanas

Nota: Se recomienda meditar al despertar o antes de dormir. Hacerlo en un lugar que no sea tu habitación y en una silla (no en un sillón)


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