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¿CÓMO ES QUE PODEMOS DESARROLLAR MEJOR EL CEREBRO?

 

Los pensamientos provocan reacciones químicas que nos llevan a la adicción de comportamientos y sensaciones (incluidos los que causan infelicidad). Cuando aprendemos cómo se crean estos malos hábitos, no solo podemos romperlos, sino también reprogramar y desarrollar nuestro cerebro para que aparezcan en nuestra vida comportamientos nuevos y creativos.

Debemos aprender a sustituir hábitos nocivos de pensamiento y comportamiento por una nueva mentalidad más amable y coherente con tus metas y propósitos.

Pensar altera la composición química de tu cuerpo, de tal manera que, cuando tienes un pensamiento amargo, sientes amargura. A su vez, cuando tienes un pensamiento dichoso, sientes eso mismo: dicha.

Podemos reducir nuestros niveles de estrés solo con cambiar nuestra forma de pensar

Podemos cambiar nuestra situación de vida (trabajo, amor, familia, etc), integrando nuevos patrones de pensamiento, a cualquier edad.

En tu interior habita una inteligencia o fuerza superior. Algunos le llamaban: subconsciente, otros: conciencia superior, etc. que gobierna las funciones más básicas de tu cuerpo (procesos celulares, digestiones, reparación de tejidos, reflejos, etc)

Nuestros pensamientos afectan a nuestro cuerpo y a nuestra vida. Es decir, cuando piensas en algo negativo, sientes emociones negativas (ira, tristeza, apatía…).

Podemos reinventarnos a nosotros mismos si así lo decidimos. Esto es, que tenemos la capacidad de cambiar nuestras vidas, desde la forma de pensar, hasta la forma de actuar, para mejorar nuestra vidas.

La clave para mejorar su salud, es tu capacidad para concentrarse al máximo en su curación, por encima de cualquier otra cosa. Es decir, convertirse en personas no influenciables por creencias limitantes, como si es posible o no curarse espontáneamente, etc.

El poder está en “La Conciencia” que cada uno tiene sobre la mente, el cuerpo y la vida.

Si sabes trabajar con esta «Conciencia» a tu favor, podrás mejorar tu vida en todas sus áreas.

Según cómo se ordenen e interactúen tus neuronas, tendrás la capacidad de pensar de una determinada manera, o bien de otra distinta. Y cada persona tiene un circuito neuronal único.

Las neuronas al comunicarse entre si, generan sustancias químicas llamadas Neuropéptidos, que son las responsables, entre otras funciones, de desencadenar en tu interior emociones y sentimientos.

El cerebro tiene la gran responsabilidad de comunicarse con el resto del cuerpo, a través del Sistema Nervioso, y así controlar las funciones biológicas (respiración, regulación hormonal, movimientos, reparación celular, etc), y también se ocupa de recoger los estímulos que le llegan desde los sentidos y el resto del cuerpo.

Tu cerebro es la máquina que propulsa tu vida diaria, por eso es muy recomendable saber cómo funciona, y cómo utilizarlo a tu favor para cambiar tu vida.

El ser humano dispone de 3 zonas diferenciadas en nuestro cerebro:

·         El Cerebro Reptiliano: es el más primitivo, y es responsable de la coordinación, la respiración y ritmo cardíaco, y también de los actos automatizados, hábitos, reflejos inconscientes, conductas condicionadas, y habilidades que dominamos.

·         El Cerebro Límbico: al que se le suele llamar el cerebro emocional porque actúa como una fábrica química, responsable de generar estados químicos internos: mantiene la temperatura corporal, dirige las digestiones, la presión arterial, hormonas, y sobretodo, es el responsable de tomar decisiones en situaciones de peligro, escogiendo siempre entre la Huida o la Lucha.

·         El Neocórtex: la zona del cerebro más evolucionada. Es dónde se genera el libre albedrío, ya que es nuestra parte consciente. Ahi se generan los pensamientos, capacidad de aprender, razonar y racionalizar. También recoge la información que viene de los sentidos.

Los científicos ya han demostrado que gran parte de tu cerebro se va modificando a lo largo de toda nuestra vida. Literalmente, evoluciona con las experiencias y el aprendizaje.

Las neuronas tienen la capacidad de conectarse y desconectarse entre si para formar nuevas rutas neuronales y dar cabida así a nuevos pensamientos, nuevos comportamientos y por supuesto nuevos estados de ánimo.

El problema viene cuando todos los días de tu vida haces y experimentas siempre las mismas cosas y rutinas. Tu cerebro no evoluciona y una y otra vez los mismos pensamientos, comportamientos, estados de ánimo, y por lo tanto los mismos resultados.

No basta con aprender cosas nuevas, debemos aplicar lo aprendido para crear experiencias diferentes.

La clave está en que propiciemos un medio adecuado para desarrollar nuestro cerebro, y así conseguir pensar y actuar de manera más positiva para nosotros mismos y para nuestro bienestar.

Los científicos estiman que heredamos de nuestros padres el 50% de nuestros patrones conductuales, pero el otro 50% lo conseguimos a través de conocimientos y experiencias aprendidos. Esto es lo que nos hace realmente únicos.

Tu «yo» o «identidad» no es más que la suma total de tus conexiones neuronales, es decir, de tus recuerdos.

Cuando añades aprendizajes a tu vida, también añades más aspectos de tu «yo».

Tu identidad evoluciona con tus experiencias y aprendizajes.

Excusarse detrás del «es que yo soy así», tal como me han crido mis padres «ya no vale». La ciencia ha demostrado que nuestro cerebro tiene la capacidad de cambiar y mutar a lo largo de nuestra vida, siempre y cuando estemos dispuestos a desarrollarlo con nuevas experiencias y conocimientos.

Si te pasas la vida haciendo y pensando lo mismo, entonces estarás eligiendo seguir con los mismos patrones conductuales que heredaste de tus padres

Para conseguir una nueva mentalidad que te permita tener nuevas maneras de pensar y actuar, implica enriquecer tu cerebro con nuevas experiencias y conocimientos.

La razón por la cual las experiencias ayudan a potenciar la creación de recuerdos (nuevas rutas neuronales) es porque cuando te ocurre algo (experiencia) que te hace sentir una sensación intensa como por ejemplo: miedo, o euforia, se desencadena un cambio químico en tu cuerpo.

Un sentimiento no deja de ser un cambio químico en tu cerebro y cuerpo. Lo que hace tu cerebro, es asociar ese recuerdo a ese cambio químico interno, y cuanto más intensa sea la sensación, más grabado queda ese recuerdo.

Lo destacable es que tu cerebro, en parte, es una «máquina activadora de programas», es decir, una máquina automática de revivir recuerdos y sensaciones del pasado.

Cualquier estímulo del presente, puede llevarte a activar un programa del pasado. Esto es lo que te pasa cuando estás tan tranquilo en el parque y de repente ves a una persona que te recuerda una ex pareja, automáticamente pasas a recordar la frustración de esa relación y a sentirte fracasado/a. Pensamos a través de asociaciones del pasado y no a través del presente.

Cuanto más rutinario sea tu entorno y tus vivencias, más revives siempre los mismos recuerdos y sensaciones. Esto hace que llegues a convertirte en tus pensamientos, es decir, pasan a ser tan repetidos y automáticos que directamente te conviertes en un fracasado. ¡Tus pensamientos se convierten en tu identidad!

Puede suceder que tu mente se convierta en tu propia cárcel de pensamientos y sentimientos repetitivos. Salir de esa cárcel, depende de ti. La clave está en aprovechar la neuroplasticidad de tu cerebro, es decir, buscar nuevas experiencias y conocimientos para salir de tu cárcel y así poder acceder a nuevos patrones de pensamiento y conducta. Convertirte en una nueva persona: «actualizarte».

Cuando actuamos en base a esos «programas» que hemos ido estructurando en nuestra mente como resultado de hacer y vivir siempre lo mismo, dejamos de «pensar» conscientemente, todo lo hacemos en modo automático, mediante un conjunto de acciones y comportamientos preprogramados (basados en experiencias repetidas del pasado). Por eso, decimos que solamente utilizamos una pequeña parte de nuestro potencial mental.

El «modo supervivencia» es un reflejo automático primitivo que nos insta a movernos hacia lo cómodo, agradable y familiar, y nos lleva a alejarnos de lo puede resultar doloroso o inquietante. Al manejarnos con este piloto automático, no vivimos el momento presente, sino que dejamos que aquellos programas mentales que definen nuestra cárcel de pensamientos tomen el control.

El modo supervivencia, se caracteriza por inhibir nuestro libre albedrío, es decir, cuando se activa, el cerebro dejar de utilizar la creatividad, o la racionalidad, y pasa a simplemente reaccionar de manera primitiva.

La supervivencia siempre consiste en estar preparado para lo que está por venir en base a las experiencias pasadas, nunca se centra únicamente en el presente. Digamos que dejas de pensar conscientemente, y solo reaccionas: huida o lucha.

Lo que busca tu cerebro es mantenerte con vida, es decir, asegurarse de que todo siga siendo habitual, familiar, cómodo y conocido, por eso ante la incertidumbre o novedad, tu mente activa el modo supervivencia, es decir, se estresa.

A diferencia de los animales, los humanos podemos estresarnos (entrar en modo supervivencia)  con un simple pensamiento sobre una situación pasada o futura amenazante. Sin necesidad de que ocurra nada en el exterior, lo que nos lleva a sumirnos en el llamado estrés crónico, que nos debilita, enferma, y nos encierra en un bucle constante de más estrés, y más malestar corporal.

Cada pensamiento tiene su sello químico, pues almacenamos los recuerdos junto con las sensaciones que tuvimos cuando los experimentamos en su día. El resultado es que nuestros pensamientos se convierten en nuestros sentimientos. Cada pensamiento que tienes origina en ti un sentimiento, sin que ni siquiera te des cuenta, y sin que ni siquiera ocurra nada a tu alrededor.

Cuando llegamos a la treintena, nuestra vida empieza a «asentarse», es decir, consigues un trabajo, formas una familia, contraes deudas y compromisos a largo plazo, y en definitiva creas una rutina que hace que tengas cada día los mismos pensamientos y sentimientos.

Dado que los pensamientos que tienes son casi siempre iguales (preocupaciones financieras, planificación de objetivos laborales, compromisos familiares, etc), y dada nuestra predilección por no probar cosas nuevas (puesto que la incertidumbre nos desagrada), el resultado es que tu cuerpo y cerebro se acostumbran a un determinado equilibrio químico interno, que se corresponde con esa miscelánea de pensamientos y sentimientos, repetitivos y predecibles.

Cualquier perturbación de ese equilibrio químico, te hará sentirte incómodo (por eso cambiar cuesta cada vez más con el paso del tiempo). Tu cuerpo se vuelve literalmente «adicto» a ese equilibrio químico, y hará todo lo posible para mantenerlo estable. Esta es la razón por la cual, ante cualquier iniciativa que tengas de cambiar de hábitos, tu mente y cuerpo buscarán cualquier pretexto para mantenerte en el estado de siempre.

Cualquier sentimiento/pensamiento repetitivo a largo plazo, crea un: Estado del Ser (o estado de ánimo). Y el problema es que como te sientes así (perezoso) desde hace mucho, llegas a creerte que ERES perezoso. Confundes lo que sientes, ese equilibrio químico repetitivo, con lo que eres.

La salida a este círculo vicioso de «no cambio» es la disciplina y la voluntad. Ambas existen en el Lóbulo Frontal del cerebro.

Para liberate de este círculo repetitivo de pensamientos y sentimientos, necesitas desarrollar tu lóbulo frontal, que es la morada de tu Conciencia, de tu verdadero «yo».

Se ha demostrado científicamente que el poco uso de esta parte del cerebro conlleva:

·         Comportarte con pereza, apatía y desmotivación

·         Desear monotonía y rutina

·         Tener dificultad para centrarte en una sola tarea

·         No hacer planes de futuro

·         Tener estallidos emocionales ante cualquier nimiedad que altere tu rutina

La mayoría de nosotros ante problemas o situaciones retadoras, sólo reaccionamos. Lo hacemos en base a todas las programaciones del pasado que hemos ido recogiendo a lo largo de nuestra vida más activa (antes de caer en la rutina), es decir, resolvemos nuestros problemas a través de automatismos y condicionamientos sociales.

Esto nos aleja de nuestro verdadero «yo», aquel capaz de crear nuevas y genuinas soluciones, lejos de los programas automáticos del pasado.

El lóbulo frontal es el área del cerebro capaz de mantenernos focalizados en nuestros objetivos y elegir las acciones más coherentes para conseguir nuestras metas con éxito (sin sucumbir en los automatismos e impulsos que nos puedan desviar de nuestro camino).

Desarrollar tu cerebro significa dejar de creer en el «es que yo soy así», y tomar conciencia de que creer esto es: creer que no existe el libre albedrío.

El primer paso para empezar a cambiar de mentalidad y crecer a nivel personal es empezar a observarte. Al observarte podrás no sólo descubrir más conscientemente quién eres, sino también ver los vínculos evidentes que existen entre tus comportamientos, tu salud, tus estados de ánimo y tus resultados.

Una vez tengas claro cuáles son los comportamientos (pensamientos y sentimientos) que te frenan o van en contra de tus objetivos, tendrás que aclarar y declarar cuáles son los nuevos comportamientos que quieres tener a partir de ahora, que sabes si son coherentes con tus objetivos (es decir, que te acercarán a ese estado deseado).

Si por ejemplo quieres convertirte en una persona más paciente, tendrás que primero repasar una y otra vez en tu mente, aquellas actitudes y comportamientos que caracterizan a las personas pacientes. Cuando los tengas claros mentalmente hablando, toca pasar a la acción.

Por ello, es de suma importancia que repitas, y repitas, y repitas, y repitas de forma consciente estos nuevos comportamientos (pensamientos y sentimientos) en tu vida, en tu trabajo, con tu familia, etc, hasta que te resulten automáticos. Practica, practica y practica.

Un día te acostumbrarás a comportarte de determinada manera y ahora ya «te sale sólo», es automático, lo que necesitas ahora es volver a entrenarte un día tras otro, practicando sin cesar los nuevos comportamientos que quieres desarrollar de forma natural en tu vida.

Desarrollar tu cerebro, o lo que es lo mismo, crecer a nivel personal (evolucionar) implica cambiar tu forma de:

·         Pensar,

·         Hacer

·         Y ser.

Ten en cuenta que cambiar implica un esfuerzo consciente, porque tu cuerpo y tu mente han memorizado durante años y años comportamientos y reacciones que seguramente no están en consonancia con tus metas.

Al ser reacciones tan automatizadas, te supondrán mucho menos esfuerzo que lo que te supondrá practicar tus nuevos comportamientos.

Es normal que el propio proceso de desarrollo de tu nueva mentalidad te desaliente, te sientas incómodo, torpe, te equivoques y fracases al menos una cuantas veces.

La solución para no perder la motivación, es recordarte a ti misma/o cómo te sentirás y cómo será tu vida una vez logres ese cambio de mentalidad. Y lo fácil que te será luego comportarte de esa manera, una vez lo haya interiorizado, y es que el esfuerzo y la incomodidad son sólo al principio, luego el cuerpo y la mente lo automatizarán y habrás conseguido tu objetivo (tu propia evolución como persona).


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