Es indudable que en su época la teoría freudiana tenía un carácter
desafiante y revolucionario. Pero
lo que era cierto alrededor de 1900 ya no lo es cincuenta años más tarde.
La unión simbiótica tiene su patrón biológico en la relación entre la
madre embarazada y el feto.
Son dos y, sin embargo, uno solo. Viven juntos (sym-biosis), se necesitan
mutuamente.
El maestro aprende de sus alumnos, el auditorio estimula al actor, el
paciente cura a su psicoanalista, siempre y cuando no se traten como objetos, sino que estén relacionados
entre sí en forma genuina y productiva.
El amor infantil sigue el
principio: Amo porque me aman. El amor maduro obedece al principio: Me aman
porque amo. El amor inmaduro dice: Te amo porque lo necesito. El amor maduro
dice: Te necesito porque te amo.
No tengo que hacer nada
para que me quieran (el amor de la madre es incondicional). Todo lo que
necesito es ser su hijo. El amor de la madre significa dicha, paz, no hace
falta conseguirlo, ni merecerlo.
Si deseamos aprender a amar
debemos proceder en la misma forma en que lo haríamos sí quisiéramos aprender
cualquier otro arte, música, pintura, carpintería o el arte de la medicina o la ingeniería.
Cuando dos personas llegan
a conocerse bien, su intimidad pierde cada vez más su carácter milagroso, hasta que su
antagonismo, sus desilusiones, su aburrimiento mutuo, terminan por matar lo que
pueda quedar de la excitación inicial.
La envidia, los celos, la
ambición, todo tipo de avidez, son pasiones: el amor es una acción, la práctica de un
poder humano, que sólo puede realizarse en la libertad y jamás como resultado
de una compulsión.
La polaridad entre los principios masculino y femenino existe también
dentro de cada hombre y cada mujer. Asi como fisiológicamente tanto el hombre como la mujer poseen hormonas
del sexo opuesto, así también en el sentido psicológico son bisexuales.
Cuando la parálisis de la masculinidad es más intensa, el sadismo (el
uso de la fuerza) se convierte en el principal (y perverso) sustituto de la
masculinidad. Si la sexualidad femenina está debilitada o pervertida, se
transforma en masoquismo o posesividad.
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