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No es lo mismo uno en su tierra, que en tierra ajena.
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Más vale riqueza de corazón, que riqueza de
posesión.
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Quien la verdad dice: ni peca, ni miente.
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Hasta el más capón se los hecha al hombro.
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El que no sabe nadar, se lo lleva la corriente.
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Callos y caracoles, no es comida de señores.
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Candil de la calle, y oscuridad de su casa.
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Mi casa, mi mesa, y mi mujer, todo mi mundo es.
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Eres lo que comes.
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Si el ocio te causa tedio, el trabajo es buen
remedio.
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Todos los caminos conducen a Roma.
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Como el apóstol Trece, come y desaparece.
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El que da porque le den, engañado debe ser.
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Tal para cual.
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Da más vueltas que galleta en boca de vieja.
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Mientras más grandes, más rápido caen.
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Dos es compañía, tres es multitud.
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El amor y el vino sacan al hombre de tino.
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Ama y guarda.
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A mocedad sin vicio y de buena pasada, larga
vejez y descansada.
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Si no gozo de mi dinero, ¿para qué lo quiero?
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Cuando el abad lame el cuchillo, malo para el
monaguillo.
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No todo lo grande es bueno, pero todo lo bueno
es grande.
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Los médicos también se mueren.
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La abeja de todas las flores se aprovecha.
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Aclaración no pedida, acusación manifiesta.
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Cuando se muere el gallo, la gallina a cualquier pollo se arrima.
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De limpios y tragones están llenos los
panteones.
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Amor, tos y dinero, llevan cencerro.
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Más vale la seguridad, que la policía.
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Una van de cal y otra van de arena.
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Zapato roto o sano, más vale en el pie que en la
mano.
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Ignorante y burro todo es uno.
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De un hombrecillo iracundo, se ríe todo el
mundo.
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No hay bien ni mal, que cien años dure.
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Botellita de Jerez: todo lo que me digas será al
revés.
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Al pez, una vez.
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Los cachos como los dientes duelen al salir,
después se comen con ellos.
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El que por su gusto muere, hasta la muerte le
sabe a gloria.
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Las cosas más importantes de la vida no son cosas.
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Barriga llena, no cree en hambre ajena.
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Al revés te lo digo, para que me entiendas.
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Ni es carne, ni es pecado.
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No apuntes, a menos que vayas a disparar.
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A mono viejo no se le hace morisqueta.
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Arrieros somos y en el camino andamos.
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No lleves leña al monte.
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