Cuando
perdonas de corazón ves con benevolencia y amor a quién te agravió y echas a la
basura odios, rencores y resentimientos.
En
el proceso de perdón es necesario experimentar reacciones emocionales como rabia,
odio, culpa o tristeza.
Si
eliges amar esa buena energía funciona como motor para que
te muevas al espacio liberador de dejar lo negativo atrás.
Si no lo haces sigues de víctima, crónicamente enganchado a lo que sucedió, y no puedes disfrutar en el presente.
Después de una experiencia difícil puedes estar a la defensiva o amarte y retomar la normalidad.
Con el perdón a ti mismo y a otros transformas una experiencia dolorosa en un gran aprendizaje de amor.
Aunque no olvides el agravio recibido, recuerdas sin rabia, avanzas más
allá del dolor, y rehaces tu vida sin estar anclado al pasado.
Perdonar te permite continuar con tu vida y sobreponerte al mal y al dolor, fortalecido y transformado.
Si no lo haces sigues de víctima, crónicamente enganchado a lo que sucedió, y no puedes disfrutar en el presente.
Después de una experiencia difícil puedes estar a la defensiva o amarte y retomar la normalidad.
Con el perdón a ti mismo y a otros transformas una experiencia dolorosa en un gran aprendizaje de amor.
Perdonar te permite continuar con tu vida y sobreponerte al mal y al dolor, fortalecido y transformado.
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