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¿ALGUNA VEZ HAS SENTIDO AGOTAMIENTO EMOCIONAL?

 

En ciertas fases de la vida el estrés nos puede hacer sentir asfixiados, sumado a las expectativas personales y profesionales que nos cargamos encima por pretender dar una imagen de nosotros mismos con un fortaleza irreal.
 
El agotamiento emocional entonces sucede cuando estos eventos se prolongan y nos llegan a desgastar. Este agotamiento ocurre cuando sentimos que ya no podemos hacer frente a la vida cotidiana en el nivel mental. La fuerza de esta fatiga es tan abrumadora que nos sentimos incapacitados.
 
¿Qué es el agotamiento emocional?
La fatiga emocional es una condición que resulta de una exigencia excesiva de uno mismo. En este caso, estamos hablando no solo de una carga de trabajo excesiva, sino de sobrellevar la carga del conflicto y el compromiso, o asumir responsabilidades emocionales o cognitivas, todo esto por la falsa idea de que debemos ser fuertes todo el tiempo, incluso con niveles de fortaleza irreales.
 
Un agotamiento emocional no sucede de un día a otro, esto lleva un tiempo de maduración. Es un proceso que progresa lentamente hasta que la persona alcanza un punto en el que se colapsa. Este agotamiento total lo paraliza, hundiéndolo en una profunda depresión o enfermedad crónica. En la vida de esta persona, de repente, todo se rompe porque literalmente no puede seguir sosteniendo lo insostenible (ser alguien con fortaleza infranqueable)
 
Aunque la fatiga emocional se percibe como fatiga mental, a menudo se acompaña de una gran fatiga física. Una de sus claras señales es sensación de depresión absoluta que nos impide seguir adelante. Por lo tanto, nos mantenemos cautivos en una inercia que dificulta encontrar una salida.
 
Causas del agotamiento emocional
Por lo general, el agotamiento emocional tiene una relación directa con un desequilibrio entre lo que damos y lo que recibimos. Las víctimas de esta afección se caracterizan por dar más de lo que pueden y recibir menos de lo que esperan, ya sea en el trabajo, en el hogar, en una relación o en cualquier otra área de la vida.
 
Esto suele suceder cuando se ponen grandes expectativas en ello y al mismo tiempo se hacen grandes sacrificios. Por ejemplo, en casa cuando los miembros de nuestra familia tienen problemas y exigen atención. Incluso si tenemos una relación de pareja en la que hay mucha demanda, y al final del día nos encontramos desgastados por lo que hemos dado, y lo poco o nada que hemos recibido a cambio.
 
La persona que padece agotamiento emocional encuentra que no dispone de tiempo para su mismo y tampoco recibe suficiente aprecio, afecto o atención de su entorno. Se espera que “sacrifique” su tiempo. Como si no tuviera necesidades o como si fuera más fuerte que todos los demás y pudiera soportarlo todo.
 
Síntomas primeros del agotamiento emocional
Muchos síntomas aparecen previos a que se pueda declarar el agotamiento emocional. Saber reconocer estos síntomas te puede ayudar a encontrar una manera de evitar que se agraven y poder trabajar en revertir la situación.
 
Falta de motivación: Carecer de motivación y ganas de hacer algo, es una señal clara de agotamiento a nivel emocional. Muchas personas que padecen el agotamiento emocional actúan de manera automática, realizando sus tareas como si fueran una obligación, sin poder disfrutar ni detenerlas. Por lo tanto muestra desgana y falta de interés por sus actividades.
 
Fatiga física: la persona afectada a menudo se siente cansada. Desde el momento en que abre los ojos, tiene la sensación de que lo que espera a lo largo del día es extremadamente agotador.
 
Distanciamiento emocional: comienza a sentirse una apatía y aburrimiento hacia la otra persona que el foco de atención y el agotador emocional.
 
Irritabilidad: la persona emocionalmente agotada, sin embargo, siente incomodidad y, a menudo, sufre una pérdida de autocontrol. Se ve malhumorado y es muy sensible a las críticas o gestos de devaluación.
 
Problemas de memoria: la carga de información excesiva o estímulos conducen a problemas de memoria. Incluso las pequeñas cosas son fácilmente olvidadas.
 
Dificultad para pensar: La persona afectada se siente confundida. Cada actividad requiere más tiempo que antes. Ella solo puede pensar pero a su ritmo, que ha disminuido y parece más lento que el de los demás.
 
Insomnio: por más contradictorio que parezca, una persona que sufre de fatiga emocional tiene dificultades para dormir. Ella siempre está pensando en los problemas y por eso es difícil para ella quedarse dormida o tranquilizar su mente.
 
¿Cómo solucionarlo?
La mejor manera de superar el agotamiento emocional es descansar a nivel mental y emocional. Necesitamos encontrar tiempo libre para relajarnos y despejar nuestra mente, lo que se puede considerar como “desintoxicación emocional”. Por ejemplo, las personas que exigen demasiado de sí mismas difícilmente se tomen vacaciones, pero tarde o temprano esto lleva a la fatiga. Por lo tanto, es una buena idea tomar unos días de descanso.
 
Otra solución es trabajar para desarrollar una actitud diferente a los compromisos diarios. Todos los días deben incluir tiempos para cumplir nuestros compromisos, pero también tiempos para descansar y realizar actividades que nos gusten (aunque sea solo a nosotros). La compulsión de ser perfecto o de lograr todo debe ser descartada, intentar ser más fuertes de lo que somos no es una buena inversión de tiempo.
 
En última instancia, es importante sensibilizarnos. No hay nada mejor que pasar un poco de tiempo cada día con nosotros mismos. Tenemos que respirar, reconectarnos con lo que somos y lo que queremos. Es esencial tener una actitud compasiva y amable hacia nuestra propia persona. De lo contrario, tarde o temprano, no podremos continuar.

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