Un predicador decía hace poco en la televisión: ningún ser humano puede evadir el sufrimiento. Si pudiera hablar con él le diría con profundo respeto: el sufrimiento siempre se puede evitar. El que no siempre podemos escamotear es el dolor, ya que es materia prima de muchos aprendizajes y de la vida misma. Sufrimiento es dolor sin amor, sin fe y sin Dios, es tener muchos apegos y poca aceptación, bastante incoherencia y escasa transparencia. Usted puede verse libre de muchos dolores cuando ama de verdad y actúa con buena consciencia. Así evita batallas estériles y todo el dolor que nace del desamor, la ignorancia y las malas acciones.
Pero hay dolores que no se pueden evadir, porque el dolor es la escuela en la que se templa el carácter.
Abundan los ejemplos de personas amorosas y espirituales que están en el valle de la prueba y no sufren ni se desesperan. El secreto es asumir el mal con amor, en paz y armonía, y con Dios en el alma.
Cuando la realidad no responde a tus anhelos puedes aceptarlo con estoicismo o perder la confianza y derrumbarte. Puedes sentarte a llorar o calmarte. Elige renovar tu fe, traza un plan y busca una salida con serena paciencia. Es difícil afrontar una crisis y es como si necesitaras las dotes de un prestidigitador para hacer magia. Pero esa magia no se hace con trucos o con artimañas, sino con la fuerza del amor y el poder de la fe. Por eso, es bueno recordar al actor canadiense Michael Fox, al que le diagnosticaron Parkinson en 1991, a los 30 años de edad. Mantuvo en secreto la noticia, la hizo pública a los siete años y creó una fundación para la cura de esa enfermedad.
Padre de cuatro hijos, vive para esa misión con el apoyo de su esposa, y ha recogido millones de dólares en donaciones. En el 2002, publicó un libro titulado “Soy un afortunado”, y allí dice que su enfermedad es un don. La fe y el amor son su fuerza y la tuya.
Cuando el mal trastorna tu vida y desorganiza tus planes pregúntate: ¿para qué me pasa esto? Si la pena es devastadora no pelees con Dios, ni dejes que tu fe se vuelva trizas. Aunque no sea fácil cálmate y acepta que viniste a la tierra con un plan de vida que incluye pruebas exigentes como lo vivió el mismo Jesús. Nada sucede por azar y cada ser vive lo que necesita en su proceso de maduración.
Los místicos aseguran que en el plano espiritual no existe la injusticia y cada ser tiene lo que se merece.
Todo lo que vives es un aprendizaje y tú eliges hundirte en el mar de los lamentos o superarte y confiar. La fe es tu soporte y el amor tu fuente de energía para no sufrir y evolucionar espiritualmente en la exigente Escuela del Dolor.
Recuerda que el sufrimiento es opcional porque sólo está en la mente. Quien ama de verdad y es espiritual nunca sufre y se pule con la adversidad.
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