Se
que fueron muchas y hoy recuerdo solo algunas, tengo la esperanza de que
quienes me acompañaron en el transcurrir de aquellas épocas puedan recordar
otras.
Eran siempre expresiones cortas y muy contundentes de las cuales siempre entendíamos su profundo significado.
Una que recuerdo y que era la antesala de una férrea
disciplina : “ ESTÁ
ADVERTIDO” o “ NO
ME TORE” , usted entendía claramente lo que estaba por venir, y sin duda
al no atender esa instrucción le
aplicaban otra muy común que rezaba : “ TENGA PA QUE CHUPE “.
Cuando usted trataba inútilmente de justificar su
comportamiento la expresión era contundente, le decían con mucha claridad: “ SIN CHISTAR” sabrá el
diablo que era eso, pero usted perdía el habla de inmediato. Otra que
paralizaba y era muy común para la misma circunstancia : “ NI UNA PALABRA”.
No puedo olvidar cuando usted deseaba cosas difíciles de
alcanzar, un permiso por obtener y que no estaba al alcance de su edad.
Para estas condiciones aplicaban un par
de frases que hacían de usted la persona más ilusa del planeta, estas eran: “ TENETE ALLÁ “ o “ TENETE Y NO CORRAS” , con
eso le decían a uno sin ataduras lo que hoy se conoce como: “ NO SEA GUEVON”.
Pronunciaban un par de frases crueles, que nos hacían
sentir absolutamente ruines, las recuerdo porque me impresionaba ver a mi
madre, quien fue mi compañía en años muy felices, postrada en el ataúd por mi
culpa, ese par de expresiones respondían normalmente a una prohibición, le
decían a uno impávidos: “
SOBRE MI CADAVER” o la turnaban con: “CUANDO YO ME MUERA”, esas frase frenaban en seco
cualquier propósito , abortaban cualquier proyecto o diluían al instante
cualquier ilusión.
Recuerdo una frase construida para evitar comparaciones,
cuando uno llegaba con el cuento de que en la casa de tal, tal cosa...,
pronunciaban una frase displicente pero contundente: “ ALLÁ ELLOS”, esa traducida al lenguaje
moderno equivale a: “ ME
IMPORTA UN CULO”.
En riñas frecuentes con mi hermana María Leonor más
conocida como “La Gorda Isaza” , quien era poseedora de un buen talento para la
lucha y dotada de una fuerza descomunal, recuerdo que al final de cada combate
y como una advertencia final; mi mamá me sujetaba del brazo y en un rincón mirándome en sus preciosos ojos azules, me
decía: “ LAS MUJERES NO SE
TOCAN NI CON EL PÉTALO DE UNA ROSA”, no entendía mi madre el estado tan
lamentable en que me encontraba después de un combate cuerpo a cuerpo en tan
disparejas condiciones.
De mi etapa de la adolescencia me retumba aún una frase
cuya profunda reflexión causaba remordimiento y desazón, esa época en que
presumíamos de nuestros amigotes, hacíamos alarde de algo de popularidad, y
nuestros comportamiento en la casa dejaba mucho que desear; esgrimían una frase
de una contundencia incomparable, con su muy rígida personalidad mi madre me
decía: “MIJITO ES QUE
USTED ES LUZ DE LA CALLE Y OSCURIDAD DE LA CASA”, esa quemaba por
dentro, esa nos hacia ruinas, removía los sentimientos y arruinaba cualquier
intento de defensa.
Nuestros
padres no recurrían nunca a palabras vulgares, detrás de cada expresión había
una enseñanza.
Les
dejo algunas que con absoluta seguridad sabrán complementarme.
Eran siempre expresiones cortas y muy contundentes de las cuales siempre entendíamos su profundo significado.
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