Señor, todo llega a mi vida para el
bien.
Una prueba es para crecer en fe, paciencia, desapego y fortaleza.
En
lugar de preguntarme por qué
estoy en una crisis, quiero preguntarme para qué: qué necesito aprender.
Tú eres justo y en medio de la
estrechez estás ahí,
aunque te sintamos lejano.
Los seres buenos también atraviesan el
árido desierto y
pasan por la noche oscura.
No es un castigo, es un duro
aprendizaje.
Concédeme,
Padre bendito, paciencia
en la adversidad, fe en medio del túnel y esperanza cuando solo hay sombras.
Todo es pasajero y un día la luz vuelve a brillar.
Ayúdame a tener paz y armonía y no
sufrir presionado por necesidades
innecesarias.
Tú cuidas de mí y me das serenidad y
confianza.
Contigo puedo dominar las preocupaciones y la
angustia.
En ti confío, Señor y actúo.
Creo que hay que orar como si todo dependiera
de ti y actuar como si todo dependiera de mí.
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