A
fines del siglo XVII fueron procesadas unas 150 brujas
o brujos en Salem, Massachusetts, y muchos murieron quemados.
Lo triste es que los responsables de esas muertes
fueron "las personas buenas" de Salem.
Y es bueno recordar hechos horrendos
como ese, porque "los
buenos" que matan o persiguen no han desaparecido.
Siempre
encuentran razones poderosas para hacerlo convencidos de que
su Dios los entiende y hasta los premia.
Otros no llegan a quemar pero le hacen la vida imposible a los
que, según ellos, están lejos de la verdad.
No
hay nada más peligroso que un creyente fanático,
no importa a qué religión o grupo pertenezca.
El se ve en el grupo de los elegidos y todos los demás están
equivocados y son enemigos potenciales.
Por eso hay poderosos que mandan matar sin un solo
atisbo de culpa.
¡Qué miedo, Salem aún existe!
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